Diario de León
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MI admirada Unión del Pueblo Leonés: Hago referencia a la crítica, que por boca de vuestro secretario general se hacía hace unos días, al proyecto de Presupuestos de la Junta de Castilla y León para 2003 de la que se hacía eco un periódico local soriano. La habilidad dialéctica de vuestro portavoz sólo se ve superada por su capacidad para el sarcasmo y ambas por una aún más sublime vocación por el victimismo. Con todo, envidio vuestra existencia y aún más la desfachatez y falta de pudor con la que siempre reivindicáis la parte más grande del pastel regional. Personalmente lamento que en Soria no hayamos sabido componer un instrumento sinfónico similar. De haberlo hecho a tiempo, otro gallo nos cantaría. No me molesta el éxito de UPL cuando ordeña tan eficazmente a la Junta de Castilla y León al explotar su talante centralista. Me irrita que ello se haga a costa del desierto geográfico soriano, un territorio que todavía es provincia y hoy por hoy pertenece a la misma comunidad -si es que esta palabra significa algo todavía- que León. Me molesta la falta de solidaridad que revela el uso demagógico de la realidad demográfica de ambas provincias y me subleva la burla y el escarnio que la frívola utilización de semejantes datos significa para Soria. Pertenezco a la plataforma ciudadana «Soria ya» que tiene por lema Contra el olvido institucional y, por objetivo primordial, intentar rescatar a Soria de la sima demográfica y de desarrollo en que se encuentra, procurando proporcionar un futuro mínimamente esperanzador a las generaciones de sorianos que han de sucedernos. Por eso habrá de comprenderse que la lectura de semejantes marrullerías me suene a provocación, porque la comparación entre ambas provincias, sea cual sea el dato macroestadístico que se emplee, no deja lugar a dudas sobre la situación absolutamente privilegiada de León respecto a Soria -podría poner muchos ejemplos, pero basta con tal con que ustedes se compren un mapa actualizado donde vean las autopistas y autovías de ambas provincias y después hablamos de kilómetros de vías rápidas por habitante-. Por eso, que UPL diga que «... Soria es la provincia más beneficiada por la Junta...» suena a la queja de un eructo por indigestión, cuando Soria, con todas las constantes clínicas planas, en realidad se está muriendo por inanición, por abandono, por asco y por desesperación. Contrasta vuestra impresión con la de la propia Junta que, por boca de otra ilustre leonesa, Isabel Carraco, ha afirmado que «... León es la provincia que más se lleva...». Cada vez está más claro que la madrastra de esta cenicienta soriana es de León. La impresión que poco a poco va cobrando cuerpo es que a León la Junta lleva casi veinte años sobrealimentándola para que se integre, mientras que Soria le haría un favor a esta atípica y artificiosa región si no existiera. A la postre parece que, lejos de la solidaridad interterritorial tan cacareada constitucionalmente, lo único que León y Soria tienen en común son los deseos de desvincularse de este engendro político-administrativo que es «Castilla y León». Bien haría la Junta en favorecer ambas secesiones. Desde luego en Soria peor que hasta el presente no nos puede ir. Si antes de este invento autonómico nos quejábamos del centralismo madrileño, nos lo han sustituido por la dictadura aldeana, inepta y cerril de Valladolid. Soria no cuenta en la Administración de esta «comunidad» de Castilla y León con ningún personaje relevante -y la verdad es que de nada ha servido cuando los hemos tenido-, ningún cargo de responsabilidad a nivel de presidente, consejero, secretario general o director general, con la única excepción del delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Soria, a quien se le ha asignado, al parecer, un papel de cancerbero y cumple a completa satisfacción cualquier encargo con intereses para su partido, que no para el de los sorianos. El peso específico de Soria en esta «comunidad» es nulo. Por ocupar, hasta ocupa un lugar geográficamente periférico; si se observa un mapa se ve con claridad que su sitio es el que luce en nuestra anatomía humana: el trasero. Lo cierto es que entre tanta «madrastra», leonesa o no, tanta ruindad política, tanta codicia y ambición personal, tanta insolidaridad interterritorial, tanta demagogia, tanta ceguera, tanta sumisión, y, sobre todo, tanta majadería, Soria se muere si no hay una «UPL» que lo remedie. Eso sí, sin hacer uso de demagogias estadísticas.

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