Las dos caras de la vacuna
Las vacunas tienen una cara positiva: En su día dije y escribí en este mismo diario que la consecución de las vacunas anticovid-19 en un tiempo record fue un clamoroso éxito, una «realidad» sin paliativos. Si bien también advertí que el hecho de que no todo el mundo tenga acceso a ellas es un fracaso de casi el mismo nivel. Sin duda la reacción a la urgencia mundial fue rápida y espectacular. Más ocurrió, que una vez que las farmacéuticas consiguieron «su» objetivo y ya en posesión de un producto de alta eficacia, de manera no muy ética están traficando con la distribución irregular y la aún peor aplicación de la misma.
Me reafirmo en mis anteriores declaraciones y en consecuencia y como estamos viendo ya que las vacunas «funcionan» lo lógico sería vacunar, vacunar y vacunar como única posibilidad para salir de esta pandemia. La eficacia de las vacunas ya se nota en la caída de la incidencia en sanitarios o de personal de residencias. Los contagios en residencias donde están vacunados en porcentajes que pueden llegar al 100% son casi nulos, como lo son las hospitalizaciones y los fallecimientos. A la comunidad científica gracias por su contribución a la emergencia mundial.
Pero las vacunas tienen una cara negativa: El éxito no obstante de las vacunas, lo es gracias a la «codicia» del capitalismo. Es una lástima que su distribución y utilización haya sido tan discriminatoria y buscando siempre el beneficio económico en detrimento del saludable. Las vacunas como producto farmacéutico que se estudia y planifica de forma «organizada», también de forma organizada se gestionan para su alta rentabilidad económica y por tanto evidentemente para «hacer negocio». En esta carrera «gana» quien más paga. Así, está siendo, los países ricos están vacunando a un ritmo muy bueno, los casi ricos a ritmo bueno, los casi pobres entre los que está España a un ritmo bajo y los pobres a ninguno.
La eficacia de las vacunas ya se nota en la caída de la incidencia en sanitarios o de personal de residencias
Las vacunas tienen por tanto una cara oscura. Estamos sufriendo constantes «bloqueos» de envíos de vacunas por las ansias acumulativas de los países productores que se pasan por el forro los contratos; que nos informan de reajustes para mayor y más adecuada producción y que no son sino excusas para hacer prevalecer la ley del más fuerte e imponer nuevos precios con «nuevos contratos», a veces hasta de cuatro veces más de lo pactado. Hay países que pueden pagarlo y lo pagan. Otros seguimos esperando. La historia se escribe asís, sin disimulos.
Pero no solo hay bloqueos. En Italia una Comisión Investigadora encontró 30 millones de vacunas «escondidas» y listas para ser enviadas a Inglaterra. La Unión Europea ante el hecho ha incautado estas vacunas, supongo que para una utilización allí donde más se necesitan, como supongo que las autoridades italianas sabrían de su almacenaje. Lo que ya no supongo sino que me parece extraño es que dichas autoridades no habían informado de las mismas ni de su destino. Extraño.
Estos bloqueos, estos almacenajes clandestinos cuando menos son obscenos y complicados de explicar. Lo que está claro es que si se han descubierto es porque estaban ocultas.
También nos anuncian un aplazamiento en el al plan de vacunas (otro) y es que la Janssen no nos llegara como decía la ministra de forma masiva. Esta vacuna «monodosis» también tiene «problemas» aunque la firma farmacéutica nos anuncia que cumplirá su «promesa». Se imaginan cual puede ser la causa? Pues si seguimos los guiones impuestos son los intereses «económicos» de las empresas.
De los 5,5 millones que nos iban a enviar en abril, ahora dicen que serán 300.000 y que las últimas dosis prometidas llegaran en junio. Por el camino irán quedando dosis y más dosis y el sueño del 70% de la señora ministra pues será «un sueño».
Dentro de esta política de ocultismo de las vacunas debemos hacer público que desde antes de la «quiebra» de Astra Zeneca, en España había más de 900.000 vacunas paralizadas. Habrá que preguntarles a quienes tomaron esta decisión porqué y para qué. Porque ante un ritmo pobre de vacunación (la cifra vacunados en España no es adecuado para contener otra oleada), ¿cómo explicar 900.000 de vacunas paralizadas? La «compra centralizada» de vacunas tiene demasiadas grietas, grietas que surgen por los malos repartos, por el acumulo avaricioso de dosis, por la insolidaridad, por el poco escrúpulo de bloquear envíos para incrementar el precio.
Un comentario más a la vacuna Astra-Zeneca, de la cual tengo que decir para empezar que yo me la pondría mañana mismo si me lo propusieran, porque creo en su eficacia y en su seguridad. Eficacia y seguridad que como todo en la vida no se puede garantizar al 100%. Los beneficios superan con creces a los riesgos. El rechazo a la misma proviene del constante martilleo de noticias sin evidencia científica a la que nos someten los medios de comunicación. Es una gran vacuna, como las demás, es efectiva en el 100% en casos graves, es especialmente activa (88%) a partir de los 65 años y de eficacia de hasta un 76%. Datos muy a tener en cuenta, ciertos y contrastados.
Pero dicho esto no puedo quedarme sin decir que las farmacéuticas incluida Astra Zeneca, muy probablemente con la complicidad del «rubio británico» (versión europea del rubio americano) ejercen en los distintos estados una evidente extorsión, para de esta forma y aprovechando las investigaciones en sus fases iniciales de los estudios, seleccionan los más prometedores, los hacen suyos y después los «venden» al mejor postor sin que se valore la inversión pública que dio lugar al inicial desarrollo de la investigación.
Entre tanto estamos perdiendo tiempo, lo gana el virus y estamos ya en una cuarta ola que será más lenta pero más constante, con muchos afectados y fallecidos. Que esto no sea así, depende de todos nosotros, y de «vacunar, vacunar y vacunar».
En España para llegar a los 38 millones de vacunados habría que emplear 76 millones de dosis. Al ritmo que llevamos, no llegaremos al 70% hasta 2022. Este objetivo es una «utopía», habría que vacunar todos los días incluidos fines de semana y festivos para llegar a esta meta.
¡Ah! Se me olvidaba, «los ciudadanos de 65 a 80 años «existimos».