Los quejicas
Uno diría que ante la falta de argumentos, los defensores del status quo de esta autonomía, tan sólo se les ha ocurrido acusar a los leonesistas de que somos unos quejicas y unos llorones. No dan más argumentos ya sea en base a la economía, a la historia o los propios valores democráticos. Vendrían a decirnos que hay que tomarse las cosas con resignación. Es lo que en alguno de mis artículos decía que apostaban para que el Reino de León fuese el reino de los cementerios.
Así que desde ese planteamiento me he puesto a repasar algunos que otros «quejicas». Si quieren empezamos por los que se quejan del calentamiento global del planeta y nos avisan de la necesidad de cambiar nuestro modo de vida. Uno diría que siendo muchos, no son nunca bastantes. Su queja nos lleva a promover el modificar los hábitos de vida. Diría que en general estos «quejicas» merecen el reconocimiento social. En alguna medida van consiguiendo que sigamos sus propuestas.
Otros que se quejan bastante son aquellos que protestan contra la discriminación racial. Los que se manifiestan rodilla en el suelo contra la barbarie por la muerte de una persona negra. Los que antes y ahora dicen que toda persona tiene iguales derechos con independencia de cuál pudiera ser el color de su piel.
Seguimos con los quejicas, otros más serían los que protestan contra la violencia de género y proclaman que toda mujer tiene el derecho a ser respetada. Los que dicen (hombres y mujeres) «ni una más, ni una menos». Algunos podemos decir que también en la defensa del derecho de las mujeres el Reino de León fue pionero. No en vano a Urraca I se la reconoce como la primera reina y emperatriz de Europa, por ello mismo el 8 de marzo aparecía con un pañuelo propio del día de la reivindicación feminista. Nos unimos a sus quejas.
En el plano laboral podemos encontrar que los sindicatos «se quejan» de la condiciones de los trabajadores y reivindican mejoras ya sea en los salarios, la estabilidad o las condiciones de trabajo. ¿Son también llorones por hacer este ejercicio? Uno diría que la constitución les reconoce ese derecho y la sociedad también.
Se quejan muchos pueblos de la España vaciada. Resulta que por un lado se derraman «lágrimas de cocodrilo» por esos pueblos que se quedan vacíos, pero por otro se le niegan los medios más primarios para mantener las condiciones de vida. Se ven privados de recursos sanitarios, de transporte público, de acceso a la educación o a internet y claro se quejan. Muchos les comprendemos y les apoyamos.
Igual el lector ya se ha cansado de tanta queja. Pero es seguro que podría añadir por su cuenta otras muchas más. Uno podría interpretar estas cosas como llamadas para tratar de transformar y mejorar el mundo. Desde luego creo mucho mejor que haya «quejicas» que denuncien la injusticia que otros que permanecen callados e impasibles ante ello.
Los leonesistas somos «tan quejicas» que nos quejamos de los que no se quejan. Los que asisten pasivos a nuestro declive económico y social. Claro cabría preguntarles ¿y ustedes aparte de no quejarse que hacen para parar es evolución tan negativa? Uno tiene la sensación que priman la lucha frente al adversario político y olvidan lo que son los intereses comunes de los leoneses. En eso también nos diferenciamos. En el leonesismo hay gente de diferente color político que tienen como objetivo común de defender la identidad y los intereses leoneses.
El llamado «Pacto por León» surge a raíz de que muchos miles de leoneses se han quejado en las calles de la situación de nuestra tierra. Las crónicas nos decían que sobre unas 80.000 personas habían salido a la calle a quejarse. Nadie duda que en esa manifestación hubo un protagonismo social del leonesismo evidente (que se pudo ver y escuchar). Cabría decir ¿después de esa queja social, ustedes los que no se quejan que han hecho?
Uno diría que lo único que promueven son los silencios, la pasividad y «que nos dejen tranquilos». Pero claro entre tanto se pierden la escuela de pilotos, la del centro penitenciario, el parque agroalimentario, la ciberseguridad… También aquí cada lector puede seguir añadiendo cosas. Ahora viene la de los logros…. Ah pues no se me ocurre ninguno ¿y a usted lector? Eso si no se queje y si lo hace culpe siempre al adversario político.
Así que yo estoy mucho más a gusto entre los que se quejan de cómo están las cosas y evitan «pasar de todo». Si puedo compartir aquellos de «A Dios rogando y con el mazo dando». En ese sentido hay que apoyar las iniciativas que puedan surgir e incluso impulsarlas. Pero permítanme que les diga que lo que no es admisible es que «ni rueguen, ni den con el mazo».