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Publicado por
Matías González, sociólogo
León

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«Entre el clavel y la rosa su majestad escoja», dicen que dijo el poeta a la reina de España en tiempos de los Austrias. El doble sentido de la frase legendaria nos viene de molde para dirimir una elección no menos delicada para el elector hispano en los tiempos que corren.

La elección entre esa izquierda que malversa desvergonzadamente los caudales públicos con ocurrencias faraónicas y clientelismos fraudulentos y esa derecha que prevarica con reincidencia y ladronea allí donde puede meter la cuchara.

Me acusan en mi entorno de facherío por la crudeza con que juzgo en esta Tribuna a la izquierda pero en este texto, que confío no mutilen, quiero también soltar estopa con la otra mano.

Y es que estos últimos días han sido ubérrimos en novedades por ese lado. La porquería intermitente de la trama Kitchen con que se intentó tapar la sub-trama Bárcenas, se lleva al matadero al penúltimo de los alfiles del gobierno del Sr Chapapote.

Ya solo resta el mate al cabecilla que no se ha recatado en decir que «librarme de que me empapelen es lo único que me importa». Frase que resume a la perfección el talante del señor registrador que permitió la infame pudridera del partido gavioto y nos gobernó, con agridulce solvencia siete decepcionantes años. No se preocupe usted, señor ex ministro del Interior que dormía la siesta mientras se hundía el Prestige, que sabemos que aseguró su retiro sin problemas al regalar el gobierno de España a la horda que nos gobierna a cambio de inmunidad. Así se salvan los granujas a la hora de la expiación.

No será el heroico Espartaco, que prefirió ser inmolado en la cruz antes de aceptar los barcos de los cilicios para darse a la fuga, figura de su devoción. Pero, tranquilo señor registrador, que más infame que lo suyo es lo de su predecesor, el asnal imperator que nos saneó las cuentas, nos metió en la UE pero que inauguró la pudridera y propició con su ciega soberbia el giro letal del 11-M. Porque, por fin, esta semana se ha desvelado el misterio de esta aciaga fecha, 20 años después, de la mano del que más sabe del asunto el siniestro super comisario Villarejo. El cual, en un escrito a la Audiencia Nacional ha revelado que el crimen fue urdido por los servicios secretos de Francia e Marruecos, con la complicidad de Rubalcaba que informado por sus agentes, lo oculto al pánfilo ministro del Interior, Acebes, de infame recuerdo. Todo ello para vengar la afrenta de islote de Perejil e impedir la hegemonía de España en Marruecos.

Hermosa semana, pues, con este nueva deyección de porquería azulona que rápidamente están aprovechando las teleculos al servicio del gobierno para compensar el zarpazo de Mayo de la Leona de Chamberí.