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Del siglo de las luces al siglo de las tinieblas

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En el siglo XVIII hubo un movimiento que se extendió fundamentalmente por Europa y tuvo su núcleo de influencia y desarrollo en Francia. Nace la Ilustración. Hay una profunda transformación humana. Este movimiento cala en la sociedad francesa y su desarrollo conduce a la Revolución que marca un antes y un después en Europa y en Iberoamérica. Es el siglo de las luces. Se proclaman los derechos fundamentales defendidos durante la Revolución Francesa del siglo XVIII: libertad para todos los ciudadanos franceses, igualdad y fraternidad entre ellos.

Para España, el siglo XVIII, no fue de luces, fue de tinieblas. Comienza la decadencia. Las guerras de sucesiones. El advenimiento de los borbones. La influencia de Francia que culminaría con una guerra de la independencia y todo por la pérdida de nuestra identidad.

Tuvimos nuestro Siglo de Oro, de esplendor. En nuestros territorios no se ponía el sol. Pero el sol se fue apagando en nuestro vasto imperio. Nuestros reyes, títeres, con gobiernos manejados por validos se dejan manipular hasta llegar a perder nuestro propio ser e incapaces de gobernarnos nosotros caemos en manos de Francia hasta permitir que sea un francés que nos gobierne y todo por la traición que se inicia con Fernando VII que pasó a la historia como el rey felón.

Nuestro siglo XIX fue un siglo marcado por desgobiernos: revoluciones, guerras de sucesión, derrocamiento de la monarquía, advenimiento de la primera república. Revoluciones que culminarían con la independencia de nuestras colonias en Hispanoamérica. Para España, supuso una crisis de identidad, de nuestra razón de ser, culminada con la perdida de Cuba y Filipinas.

Entramos en el siglo XX. Nace la Generación del 98, ese movimiento que clama por un imperio perdido y busca las razones del por qué. Pio Baroja, Unamuno, los Machados, Ortega y Gasset llaman a suturar nuestras heridas, recuperar nuestra identidad y sentido patrio. Analizar la razón de nuestros males para llegar a la unidad de una patria que empieza a desmoronarse y que debe cobijarse bajo una misma bandera.

No cabe duda de que para España no hubo siglos de las luces, más bien fueron siglos de tinieblas, incapaces de salir la oscuridad para llegar al final del túnel y ver la luz. Iniciamos el siglo XX con incertidumbre, muchas dudas. Regencias, monarquías, dictaduras, otra vez experimentos nuevos, llega otra república, la segunda. Renunciamos a nuestras tradiciones. Se cuestiona la religión, se queman las iglesias, los monasterios. Golpe de timón. Otra dictadura con sangre, sudor y lágrimas. Cuarenta años de autoritarismo con muchas sombras y pocas luces. Empieza una nueva vida.

Empezamos a salir de las tinieblas para entrar en la luz. Pasamos de dictaduras a democracia. Pasamos de opresión a libertad; del miedo a la valentía, al valor. No exento de sobresaltos en una sociedad poco habituada a las libertades y a la democracia.

Nuestro camino hacia el siglo XXI no fue un camino de rosas. Muchas espinas, muchos temores. Empezamos el siglo y cuando todo parecía que había progreso y vida, estalla una crisis mundial y España con unos cimientos frágiles se derrumba el edificio y nos sumimos en un vendaval económico que transforma la sociedad y aboca a decadencia, desgracias, cierre de empresas, embargos, desahucios y nuestros trabajadores en la calle.

Cuando parece que esta crisis se supera saltan las alarmas. Una parte del territorio no quiere seguir formando parte de Hispania. Unos, que en el siglo pasado se echaron al monte y desenfundaron las pistolas y sembraron el suelo patrio de sangre, sufrimiento y dolor, siguen con sus fechorías y anuncian que dejan las armas a condición de que se les reconozca que su lucha fue por una causa noble. Y ahí están en las instituciones reconocidos por los gobiernos e inclusive homenajeados por su heroicidad. Otros, no usan las pistolas. Se valen de la debilidad de los gobiernos y bajo el principio de que España nos roba, aducen no sé qué fundamentos históricos y buscan ser independientes hasta proclaman la república catalana.

Los distintos gobiernos primero de Zapatero, nefasto, y la debilidad de Rajoy son los protagonistas de convertir los polvos en lodos.

El golpe mortal lo ha dado Pedro Sánchez. Su narcisismo, con un sentido de caudillaje y con ánimo de venganza se alía con aquellos que rompieron con España, con aquellos que desenfundaron las pistolas descabalgan al gobierno de Rajoy solo y exclusivamente por el poder. No hay otro motivo, No hay disculpa. No hay razón nada más que el poder. Pedro Sánchez alcanzó el poder traicionando todos los principios éticos, morales y, sobre todo, todos los principios patrios bajo el signo de que España para él no tiene valor y la nación es un concepto que no sabe definir ni se esfuerza en valorar.

Cuando estamos venciendo el bichito, nuevos sobresaltos. Sánchez, ha cumplido con sus promesas. Soltó a los independentistas. Ya están en la calle sin arrepentimiento, sin perdón. Lo volveremos a hacer. Cataluña libre, Cataluña independiente. Volverán a reclamar su razón de ser no habrá mea culpa, ni dolor, ni penitencia por tantos pecados cometidos. No.

Un presidente de España, del siglo XXI, solo por estar en el poder, solo por mantener el cetro, comete la mayor traición al sentimiento patrio. Un ser megalómano, narcisista, revestido de caudillaje a la antigua usanza de las monarquías absolutistas, bajo el principio de todo para el pueblo sin el pueblo, ha sumido España en la mayor traición que se recuerda. Por pérdida del sentido patrio y de dignidad, España perdió su imperio. Pedro Sánchez por tener un sentido deificado de su persona nos conducirá a los españoles a la ruina, con la particularidad, de que dejará una parte del territorio desgajado, triturado. Cuando todo gira en torno a su persona, el país es él. El Gobierno es él. La economía es su ego. No hay planificación de desarrollo. Solo hay proyectos de poder. De mantenerme en el coche, en el avión. Golpes de decretos para contentar a los antiespañoles.

Este siglo XXI, de Siglo de Oro, no tiene nada. De siglo de las luces destacamos la felonía y lo único que tenemos son tinieblas. Vamos a dar la vuelta a nuestro título ¿saldremos de las tinieblas al siglo de las luces? Con Sánchez, no

 

A los enemigos de España se les permite todo. Injurias al Jefe del Estado. Se está preparando una modificación de la Constitución para convertir este país en nuevo reino de taifas. Todo por estar en el poder. Este siglo XXI, de Siglo de Oro, no tiene nada. De siglo de las luces destacamos la felonía y lo único que tenemos son tinieblas. Vamos a dar la vuelta a nuestro título ¿saldremos de las tinieblas al siglo de las luces? Con Sánchez, no. Porque destruyó nuestra historia, nuestra patria. Pedro Sánchez pasará a la historia reviviendo la felonía del rey Fernando VII. Lo lamentable que nuestros enemigos no son extranjeros sino de la madre patria. Surgirán nuevos Palafox, Daoiz y Velarde, el teniente Ruiz, Juan Martín el Empecinado y Agustinas de Aragón porque el deshonor y la traición solo los van a salvar los españoles que en su día vencieron a Napoleón.

No sé quien sucederá al rey francés pero seguro que no será un nuevo José I Bonaparte. Será un español o española, los que nos saquen de las tinieblas y nos lleve al siglo de las luces.