Charlando sobre las fiestas de Santa Marina
Este año el pregonero elegido para las fiestas del Muy Ilustre y Real Barrio es Xuasús González: leonés de Losada en el alto Bierzo, entusiasta vecino del Barrio de San Claudio, papón y ultimo pregonero de la Semana Santa leonesa. Ambos, en ese y diferentes eventos hemos compartido encargo. En relación a Santa Marina y junto a ilustres compañeros, hemos sido mantenedores de la Ronda del Desenclavo y pregoneros de sus fiestas. Por ello, en el barrio y frente a San Isidoro, echamos buena parrafadina acerca del mismo en castiza tertulia junto a otro paisano singular, Antonio Barreñada.
Entreveradas en la charla, varias preguntas me han recordado detalles, efemérides y vecinos relativos a aquella época festiva moceril que viví. Algunos ya traídos en los últimos veinticinco años a esta Tribuna en Diario de León. Por cierto, entonces ‘el periódico del barrio’ pues estaba en la calle Pablo Flórez. En varias ediciones festivas del arranque de los ochenta, en sus páginas hallaron cobertura muchas actividades. La vecindad favoreció la frecuente presencia de los mozos de «la comisión de fiestas» en sus instalaciones, que «mucho nos prestaba» —como a veces he recordado con Mauricio, con Santamarta, Paco Carrión o Marcelino—. Y, hay que recordarlo, el Diario gentilmente siempre colaboró con publicidad de contraportada en los programas de fiestas.
En la charla afloró mención a algunas referencias históricas, datos o alusiones a esta celebración festivo patronal de cada julio, antaño conocido como mes de Santa Marina. Muchas, indicaba a mis contertulios, ya reflejadas en dichas tribunas y otras en entradas de la referencia en Facebook: Amigos y vecinos del Muy Ilustre y Real Barrio de Santa Marina de León, que además incluyen fotografías de mises del barrio de mediados del XX, del mazapán «con más huevos», recortes de prensa de El Porvenir de León en 1901 aludiendo a nocturna verbena en La Era del Moro... Alusiones al barrio, sus fiestas y orgullo de pertenencia, aparecen en trabajos de autores de temas locales del XX como Domínguez Berrueta, Bujía y Lamparilla, Eguiagaray Pallarés o Caitano A. Bardón, entre otros.
Alusiones al barrio, sus fiestas y orgullo de pertenencia, aparecen en trabajos de autores de temas locales del XX como Domínguez Berrueta, Bujía y Lamparilla, Eguiagaray Pallarés o Caitano A. Bordón, entre otros
Intentamos sistematizar un esquema de actividades y afloraron dos grupos clasificadores. Uno antiguo y heredado que, en lo profano, implicaba aspectos culinarios —el arroz con leche, parece que antaño postre típico en algunos hogares, que no en mi familia—, la verbena y el baile vermú, la hoguera tradicional, la elección de la miss del barrio, el enramado del Arco de Puerta Castillo poniendo el Pelayo y su espada bocabajo, el futbol, la rifa del cordero... complemento de las celebraciones religiosas —misa mayor solemne a la patrona, cada día 18 y, el día siguiente, misa de difuntos— con repique de campanas. Algo todavía pendiente de recuperar, junto al pendón parroquial. O la procesión patronal, por ahora no referenciada en documento y para la que en la iglesia no existe imagen ¿tal vez por procesionar El Niño de Santa Marina como representativo del Barrio, al igual que en el Corpus? Habrá que investigar.
El otro integrado por nuevas actividades de las recuperaciones festivas de inicios de los ochenta y la actual. En los dos picos del arco se puson banderas: de León —ojo, entonces pur primer vé en la ciudad fuera de institución y en banderines también— y de España, complementando al ramo, recuperado como la hoguera; el pregón, conciertos, exposiciones, recreaciones históricas de efemérides del viejo reino, ronda poética nocturna y la tuna, bailes regionales, grupos de música tradicional, bandas, gigantones —en alguna edición—, chocolatada, sardinada, sangría, mistela, sopinas de ajo, queimada y el enorme mazapán «con más huevos de León» —que recorría en andas el barrio, como también la enramada del Pelayo—. Se ponían banderines, recolectaban donativos, había juegos infantiles, futbol de solteros contra casados, campeonatos de tute y mus... Y, así se pasó la agradable mañana, rematada cantando el «somos de Santa Marina». Pues nada, ¡Vivan Santa Marina y el barrio de gente más fina! Enhorabuena por la iniciativa de mantener la tradición «con pandemia».