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Degradación de la educación

Para las generaciones pasadas todos los que hemos vivido los distintos sistemas educativos tenemos que decir que desde la Ley Villa Palasí de 1970 hasta la última Ley Lomloe o Celáa, se aprecia una degradación de la enseñanza si por tal se entiende conocimientos y esto afecta a la competitividad. Excluyendo las leyes anteriores a la democracia, se han aprobado ocho leyes de educación que en su análisis tenemos que aplicar la ley de Murphy que si algo puede salir mal, saldrá mal o, si algo mal tiene que ocurrir, ocurrirá. Es decir, entre más leyes educativas tengamos peor o, dicho de otra manera, la que sigue es peor que la anterior. Propiciar una educación basada en conocimientos y como resultado crear generaciones de estudiantes que se basen en la formación y en la competitividad no es el objeto de la Ley Celáa. Reafirma más el sistema ideológico que el sistema educativo. Se pretende más mentalizar al alumno de cuál debería ser la sociedad que los políticos quieren que la que demanda el mercado laboral. Esta ley no prima el esfuerzo. Se pretende estadísticas, aparentar que estamos todos escolarizados, dar a conocer que todos los españoles tienen un título. Cuando se pretende normalizar que los estudiantes, por decir algo, pueden pasar de curso con un número de materias e, inclusive, como ha sucedido recientemente en Andalucía que una dudosa estudiante pase de curso sin haber aprobado nada sin haber pisado las aulas, esto nos conduce hacia un cachondeo que va a primar más el que no estudia, el que no pisa un aula que el que se esfuerza y sacrifica. Esto no es ni más ni menos que degenerar la enseñanza y la educación. Medir a todos por un igual es entrar en un sistema que solo es propio de un sistema seudocomunista que es, por desgracia, la ideología que se ha transmitido en la última Ley Celáa. Están lejos aquellas reválidas de cuarto, de sexto y de Preu para conseguir un título o para ingresar en la universidad. Ahora todo vale, ni reválidas, ni nada. Todos a la Universidad. Todos a pasar de curso. Se dice que hay que potenciar la Formación Profesional. Hay que revertir el número de universitarios, a saber, más alumnos en formación profesional y menos en la Universidad. Esto es una falacia ya que se está facilitando a los estudiantes el pasar de curso. No se está haciendo una labor de mentalización dado que se necesitan técnicos. El mercado laboral está necesitado de especialistas en múltiples oficios y, por el contrario, estamos facilitando el acceso a la Universidad y los resultados son evidentes: sobran universitarios y hacen falta especialistas por la vía de la Formación Profesional. Se facilitan los requisitos para obtener beca. Las becas las conseguían los buenos estudiantes, los que se esforzaban, no los que iban a la universidad a pasear los libros. Hoy una beca la puede conseguir cualquiera, basta un cinco. Estamos financiando la vagancia en detrimento del que estudia, se esfuerza y se sacrifica. Por otra parte, se ha introducido o se quiere introducir metodologías extrañas, que no tienen que ver nada con las materias ni con su contenido. Qué es eso de Matemáticas de género. Desde cuando los números tienen masculino, femenino, ambiguo o epiceno. Se quieren eliminar de la enseñanza los números romanos cuando desde el siglo primero de nuestra era los números romanos son expresión inequívoca de toda la escritura y cultura hasta nuestros días. No hay arte, pintura, inscripciones en las que no figuren los números romanos. Ya no se tiene en cuenta ni la caligrafía, ni la ortografía, todo vale para eso está las nuevas tecnologías. Da igual escribir burro con b que con v. Si algo no sé para eso tengo la información que me prestan todos los sistemas digitales. Estamos observando que las conversaciones cada vez carecen de elementos, argumentos basados en la cultura y como no hay facilidad en las expresiones, las sustituimos por el taco ya no digamos por los juramentos históricos del cabrero. En un análisis somero la Ley Celáa no exige esfuerzo, ni sacrificio. La Ley Celáa se preocupa más de ideología. Ver como desaparece la enseñanza concertada porque los centros privados deben ser nido talibán done se mentaliza al alumno para ser de derechas o profesar la religión católica. No se enseñan valores. Se pretende transmitir que la sociedad no está formada por personas, hombres, mujeres, sino que esa sociedad es diversa que cualquiera puede elegir la condición genérica que estime oportuno. Ya no importan los conocimientos culturales. La historia, la lengua, la literatura, en síntesis, lo que entendíamos por humanidades, desaparece. Distorsionamos, toda la historia, si se imparte, por supuesto, en las comunidades autónomas independentistas la historia es la adaptación a los principios rupturistas del estado. No es igual la historia que se enseña en el país vasco, en Cataluña, que la que se enseña en Castilla y León. España ya no limita al Norte con los Pirineos o Francia sino con el Ebro que nos separa del país catalá. El castellano es la lengua oficial del estado español. Ya no, en Cataluña la lengua oficial es el catalán. Esto nos reafirma que las leyes no procuran el bienestar de un país sino contentar a quienes pretenden destruirlo. La ley Celáa no procura el respeto a la libertad de educación. Esta ley no respeta la libre elección de centro. No respeta que las familias elijan la educación que mejor crean para sus hijos. Esta ley no protege a las familias. Esta ley no ahonda en los valores históricos partiendo del principio que la educación primaria está en la familia y se debe potenciar ayudar el elemento natural y nuclear de los progenitores. Una ley educativa debe buscar la competitividad. Debe valorar el esfuerzo y compensar los conocimientos adquiridos. Una ley educativa debe ayudar a aquellos estudiantes que busquen una formación no debe ayudar a quienes se dedican a hacer novillos y estar en la universidad como subterfugio para disfrutar de una buena vida. Una ley no debe enfrentar a la sociedad discriminando la libertad de elección de centro. Una ley debe fomentar los conocimientos históricos. La lengua, la literatura, la historia y la geografía no pueden ser cambiadas al capricho del legislador. Cambiará la metodología, pero la historia de un país no puede ser olvidada ni degradada por aquellos que pretende hacer un estado a su medida. No se puede medir a todos por igual. No se puede hacer una Ley para la estadística. No basta decir están todos escolarizados. Todos tiene un título. Ya no hay fracaso escolar. No. Hay que hace una ley que ahonde en los problemas sociales, y que el centro no sea el refugio de los problemas intrafamiliares. Mientras no hagamos leyes pactadas entre todos y se pretenda politizar e imponer determinada ideología, estamos haciendo una ley que se dirá que todos tienen un título que todos tienen unos estudios, pero seguro que cuando el mercado laboral exija una buena formación no podremos elegir entre los titulados ya que carecen de conocimientos suficientes para abordar el puesto de trabajo oportuno. Por desgracia, las leyes educativas no han mejorado. Los resultados es una degradación de la enseñanza ya que priman las ideas, muchas veces, lo absurdo, y se suprimen los conocimientos y el resultante de la competitividad se sustituyen por los caprichos de unos políticos que no entienden de educación y pretenden hacer una sociedad a su medida, no la que interesa a un país.