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Publicado por
León

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COMO estamos en etapa preelectoral, las acusaciones proliferan entre los dos principales partidos contendientes. Porque no estamos pensando en las municipales y autonómicas de mayo de 2003, sino en las generales de 2004. Y vale lo mismo que dos diputados populares hayan estado a punto de incurrir en una compatibilidad demasiado incompatible entre sus actividades en la Cámara y sus negocios privados como que algunos ex ministros socialistas estén asesorando a empresas privatizadas: todo se mira bajo la lupa de la sospecha y se lanza desde los micrófonos. Y no. La verdad es que los dos diputados no son corruptos, en cuanto que avisaron a la Cámara de sus actividades. Ni los ex ministros socialistas, tampoco. Ni Pedro Arriola por asesorar a no sé qué empresas privatizadas o semipúblicas. Corrupción no es eso. No es corrupto lo que es legal y, además, público. Aunque sea poco elegante, huela a tráfico de influencias y apeste a la estética. A este paso, acabaremos confundiendo a la gente, y lo que hagan algunos banqueros, ciertos empresarios y no pocos profesionales top, que te clavan el puñal sin IVA en cuanto pueden, va a parecer un episodio más, todo en el mismo saco. ¿Será lo que algunos quieren? ¿No? Pues entonces habrá que racionalizar algunos discursos, sobre todo desde las tribunas públicas. Salvo error u omisión, la verdad es que ahora mismo los niveles de corrupción en los partidos españoles o son inexistentes o son mínimos. Y así debería reconocerse ante la larrrrga, demasiado larrrrga, campaña electoral que ya se nos ha echado encima.

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