Los eólicos, La Cabrera y el sacrificio territorial
La Cabrera rechaza ser sacrificada. Dice no e irá a Madrid el sábado a decir no. Ya le han asignado desde el Gobierno delseñor Sánchez, con la arrogancia de las dictaduras, el rol de «territorio de sacrificio». En el Miteco (Ministerio de Transición Ecológica) se está planificando la destrucción de su futuro por la instalación de gigantescos Parques Eólicos con molinos monstruosos de 200 m de altura. Una Cabrera comprometida irá a esa manifestación —donde confluirán también otros Territorios Condenados al Sacrificio (Tecos)— a llevar una voz despejada, independiente y clara a decir no a la invasión eólica.
Las gentes orgullosas de la Cabrera, fuertes, duras, sobreviven haciendo frente por sí mismas a los gastos públicos básicos: asfaltados de calles, alcantarillados, suministro de agua potable, alumbrado público … Están abandonadas, como hace siglos, por las administraciones públicas (ministerios del Gobierno central, Consejerías de la Junta de Castilla y León, Diputación de León y ayuntamientos). Por indignidad, esos cargos públicos —o cargas públicas—, desatienden su obligación y sus juramentos con la indiferencia más infame. Pero ahora La Cabrera rechaza rotundamente este mortal sacrificio.
La Cabrera exige a las administraciones que gobiernen al servicio de la población, no para nutrir a sus partidos ni para sí mismos. Presionados por ese abandono político, por esa negación de los más mínimos recursos públicos que con todo derecho les corresponden, a veces algunos llegan a escuchar las dádivas miserables que ofrecen las eléctricas para instalar los terribles megaparques eólicos y quedarse con su territorio. Evitan pensar en la ruina que supone para el futuro, en la pérdida inmediata de valor de todas las propiedades de la comarca, incluso en la consecuente despoblación. ¿Quién querría vivir ya en La Cabrera, o en cualquier lugar, rodeado de molinos? Pero, en base a la reflexión y a la responsabilidad con el futuro de su tierra, La Cabrera dice no a la catástrofe de los eólicos.
La Cabrera quiere ser una comarca viva, con sus pueblos habitados, luchando por la recuperación de su demografía, aprovechando las oportunidades de trabajo y también generando riqueza
La Cabrera dice no al maligno plan eólico que promueve la política socialista y podemita, que licita su Ministerio de Transición Ecológica y que planifica multiplicar de manera absurda la dimensión eólica adecuada, según los expertos. También dice no a la colaboración del Partido Popular, al parecer contento con gestionar su cuota de parque eólicos. En el medio están los cientos de miles de millones de euros susceptibles de saqueo en colaboración con las gigantescas empresas eléctricas, y están las descaradas puertas giratorias. A cambio, está el aniquilar el rural y el arrasar su ecología natural y humana, que nada les importa.
La Cabrera enviará gente a Madrid a decir no a la destrucción de su entorno y de su futuro. Dirá no al crimen medioambiental y social que supone ese plan eólico. No a la destrucción de su riqueza cultural y arqueológica, tan vinculada a Las Médulas, ya Patrimonio de la Humanidad, con una red de canales romanos únicos en el mundo. Dirá no a la condena a la despoblación total, no a la desaparición, no a la muerte total de los pueblos, que todo esto significa el cubrirla de molinos eólicos.
Hasta ahora, en todos los núcleos de la comarca cada año se restaura alguna casa. Es un remozado de los pueblos lento pero sincero y basado en raíces bien arraigadas. Lo promueve el amor a la tierra propia y se realiza con un gran esfuerzo particular, con la inversión de los ahorros tenaces de los cabreireses. La Cabrera quiere ser una comarca viva, con sus pueblos habitados, luchando por la recuperación de su demografía, aprovechando las oportunidades de trabajo y generando riqueza.
La Cabrera dirá no a que la empobrezcan. Dirá no a ser instrumento de la gran maniobra de especulación que implica este Plan Eólico y del que ya están denunciados casos de presunta corrupción. Dirá no a que la consideren otra vez —con infame arrogancia— tierra atrasada, fácil de arrasar, fácil de manipular. Dirá no a que la degraden, otra vez, como las Hurdes leonesas.
La Cabrera se niega a ser sacrificada con los eólicos. Gentes de La Cabrera lo consideran una traición del Gobierno y rechazan esta tiranía. Espera la reacción de las fuerzas políticas de todo color de que cumplan su compromiso de defensa del buen futuro del pueblo y de sus territorios. Acudirá a esa Manifestación del 16 de Octubre en Madrid con voz propia, independiente del todo y de todos, a decirles a los Ministros del PSOE y de Podemos no a la barbarie, no eólicos en La Cabrera.