Política y justicia

QUIERO pecar de ingenuo y tengo que confesar que me sigo asombrando de la utilización de la justicia por parte del gremio político. Esta semana, el llamado caso O Couto, _ya saben, aquel que denunciaba contratos a dedo a la empresa del cuñado de un dirigente del Consejo Comarcal del Bierzo_, ha tocado techo, de momento. La Fiscalía de Ponferrada decidía archivar una especie de engendro de autodenuncia presentada por los socialistas tras ser puestos en el punto de mira por el PP y otras formaciones políticas. Se imaginan: sería para troncharse de risa si el fiscal llega a decir que, en efecto, hay materia penal y al final meten en la cárcel al alcalde de Barjas y al presidente Jesús Esteban Rodríguez. ¿Quien en su sano juicio se denuncia a sí mismo y presenta como prueba de cargo material suficiente para que le condenen?. Entonces, ¿Dónde está el intríngulis?. Está en algo muy claro, creo yo: En lavar la imagen pública con la mano de la justicia. Un blanqueador peligroso que parece haberse puesto de moda y que entiendo que no es aconsejable. Cada gallina debe picar en su corral, y las guerritas políticas, en la arena de su playa. A los socialistas les ha engordado la pechuga como a un pavo preparado para la Navidad al conocer la resolución del fiscal. Con las ruedas de prensa del PSOE parece como si ya se hubiera realizado juicio en toda regla y dictaran sentencia. Y eso, no fue así. El fiscal se limitó a hacer bien su trabajo y dijo que todo estaba limpio en base a los papeles que tuvo en sus manos. Nada más, ni nada menos. A los del PP les ha quedado una cara de pánfilos de tres pares de narices. Si el fiscal decide seguir adelante con el proceso ganarían así la pechuga de los socialistas y en cada oportunidad que se les presentase utilizarían lo sucedido para sacarle los colores al contrincante. La dama de hierro del PP comarcal sigue empecinada en que hay suciedad en el asunto, pero no denuncia en los tribunales. Dice Fátima López Placer que no quiere mezclar política y justicia. También los hay, _como los del PB_, que tiran la piedra y esconden la mano, y ahora no se flagelan al decir que ellos, _como el PP_, no llevaron el caso a la justicia. Aquí, todos a sacar tajada. Y la verdad, no sé de qué, porque el hecho de venir a presumir de limpieza o sacar los trapos sucios a los demás no deja de poner en evidencia a todos. Por eso, creo que no conviene mezclar política y justicia. Y ya puestos a decirlo todo, hecho en falta un pronunciamiento rotundo del director general de Administración Territorial, Eduardo Fernández, y de la consejera de Medio Ambiente de la Junta, Silvia Clemente, que, de aquella, intentaron sacarle las vergüenzas a los socialistas del Consejo. Por eso, en política, la prudencia es una gran virtud, porque, de lo contrario, al final suelen llamar de nuevo a tu puerta. El caso Nevenka, aún sin resolver por el Supremo, y otros similares, son otro ejemplo del intento de cameo entre política y justicia, más la presión mediática. Y ello no es bueno para la pureza del proceso. En fin, sigo siendo un ingenuo. Pero, eso sí, ingenuo feliz.