Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

Visita del cartero

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León

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SÓLO admiro a dos carteros de los de antes: los que acortaban las distancias de carámbanos y soles en bicicleta y zurrón de cuero a la espalda. Eran como angelotes agarrados al deber. Mis dos carteros son: Pablo Neruda, poeta, diplomático, amador del viento y de las olas, de la libertad y del amor, y Alipio Rubio, hombre fibroso del interior, con buzón final en Matanzas de los Oteros. Neruda conocía las cartas de amor por el perfume de sus remitentes; Alipio por el compromiso político silencioso de los receptores. Neruda era como un abanico de libertad contenida; Alipio como un espacio mágico, al que le acotaron sus rastrojales para las avutardas. Son mis dos carteros intelectuales. He leído todo de Pablo Neruda, y nada de Alipio, quizá porque nada tenga publicado. Sin embargo he escuchado, una a una, todas las tertulias de Alipio alrededor de una mesa camilla y dos huevos fritos, sopas de ajo y café de puchero, sin faltar el orujo. Mis dos carteros intelectuales nada tienen que ver con la escenificación de Jack Nicolsson en la película El cartero siempre llama dos veces, en la que se magnificó un soberbio y mágico polvo entre la harina blanca -o mejor dicho: entre las piernas- de la panadera a la que debía hacer llegar la correspondencia. Admítaseme este prólogo de admiración en pleno ejercicio de la primera jornada de huelga en Correos y Telégrafos. Una huelga, como todas en este país, disparatada e increíble. La huelga de buzones fue ayer un éxito absoluto o un solemne fracaso, según los recitadores de turno. Los organizadores estimaron el desamor y la reivindicación entre el 70 y el 85 por ciento. La sociedad estatal, en la que manda -y de qué manera- Francisco Álvarez Cascos, no toleró cifras de paro por encima del 9 por ciento. Su arrogancia llegó hasta el extremo de no decretar «servicios mínimos», algo impresentable cuando lo que se ventila es un servicio público. El cartero no llama dos veces, sino que repica en el portalón las veces que haga falta hasta notificar los datos y las cartas con acuse de recibo. Y los últimos datos son que el paro registrado en octubre creció en 51.397 personas más. Un dato similar, casi idéntico, al del mismo mes del pasado año. No obstante, el aumento de afiliación a la Seguridad Social, fue de 49.502 personas, una orgía absoluta comparada con los datos de octubre del pasado año, en el que sólo comenzaron a cotizar 8.900 afiliados. la verdad es que no lo entiendo. Lo que sí entiendo perfectamente es el dato final: el total de parados inscritos en el Inem, al día de hoy, es de 1.641.561. ¿Cómo adobo el descenso del paro con el incremento de afiliados a la Seguridad Social?. Espero el sobre del cartero con la clarificación. Y me importa un tanto así que llame dos o veinte veces. No soy la panadera, y mucho menos tengo el talento del chileno Neruda o del patriarca de los Oteros, Alipio Rubio.

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