Diario de León

¿Un presidente del Gobierno leonés? ¿Un presidente del Gobierno leonés?

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«Se nota, se siente, Zapatero presidente», este era el grito unánime de veinticinco mil personas dentro de la plaza madrileña de Vista Alegre, y de otras tantas fuera de la plaza porque no cupieron dentro. En este acto se celebraba la proclamación del leonés José Luis Rodríguez Zapatero como candidato a presidente del Gobierno. Zapatero saludó a todos y a cada uno de los asistentes, evocando su comunidad autónoma «y también a los de León que es mi tierra», dijo. Recordó que la tarea de Felipe González, que intervino en el mitin, había sido el trabajo de todo el PSOE, además de reflejar el esfuerzo de una persona concreta. Esta misma ilusión es la que vivió Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista y de la UGT, cuyo secretario general estaba sentado en primera fila. Nuestras esperanzas, que son las mismas de las gentes de bien, añadió, nacieron hace ciento veinte años. El Partido Socialista tiene memoria histórica, mientras que el PP carece de ella, «porque si la tuviera, sabría que es la primera vez que la derecha gobierna en una institución democrática», señaló Zapatero. Entretanto, Felipe reprochaba al PP, «heredero directo del franquismo», que «no condene la dictadura», y que manipule la televisión tanto como el propio Franco. También celebraba el PSOE el 20 aniversario de la victoria electoral (28-10-1982), con 202 diputados y diez millones de votos. Fue la victoria de la democracia -había habido un intento de golpe de estado- y la esperanza de los jóvenes, de las trabajadoras y trabajadores de España. Felipe González y Zapatero escenificaron el relevo de poder entre generaciones, un cambio tranquilo y dialogado. Aznar significa el fin del diálogo: ni quiere hablar con los vascos, ni con los catalanes, ni con los andaluces que cobran el PER, ni con el líder de la oposición, al que no reconoce como alternativa, a pesar de que las encuestas lo sitúan a tres puntos del PP y el pulsómetro de la Cadena Ser -durante una entrevista conjunta a Zapatero y Felipe- a punto y medio. Felipe cedió el paso a Zapatero al entrar en los estudios de la Ser, quizás fuese sólo un acto de cortesía o tal vez todo un símbolo. Hace veinte años, el Partido Socialista inició el «cambio». Cambió las zonas rurales que no tenían luz, ni agua corriente ni accesos asfaltados. Transformó la sanidad, la educación y las pensiones. Acabó con el aislamiento de España, entrando en el Mercado Común y consiguiendo importantes fondos de cohesión, mientras que el PP lo tachaba de «pedigüeño». El cambio significó la mejora de la calidad de vida de todos los españoles y la modernización de España. El PSOE diseñó el estado de las autonomías que el PP aún no ha comprendido del todo y que ha alborotado como un avispero. El PSOE se convierte ahora en la esperanza de los españoles para lograr una segunda modernización de España: conseguir empleos estables, una vivienda digna, una mejor sanidad, una buena educación, un estado de seguridad y libertades, para que los delegados o subdelegados del gobierno no apaleen a estudiantes o agricultores. El PSOE está unido como una piña en torno a su líder; eso quedó bien claro en la reunión de Vista Alegre. En este mitin, -dijo Zapatero- «comienza un impulso que va a resultar imparable». Es el impulso de los ciudadanos que, en las encuestas, desean que Zapatero sea el próximo presidente del Gobierno aunque temen otro resultado. Probablemente lo van a conseguir. Antonio Natal (León). «Se nota, se siente, Zapatero presidente», este era el grito unánime de veinticinco mil personas dentro de la plaza madrileña de Vista Alegre, y de otras tantas fuera de la plaza porque no cupieron dentro. En este acto se celebraba la proclamación del leonés José Luis Rodríguez Zapatero como candidato a presidente del Gobierno. Zapatero saludó a todos y a cada uno de los asistentes, evocando su comunidad autónoma «y también a los de León que es mi tierra», dijo. Recordó que la tarea de Felipe González, que intervino en el mitin, había sido el trabajo de todo el PSOE, además de reflejar el esfuerzo de una persona concreta. Esta misma ilusión es la que vivió Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista y de la UGT, cuyo secretario general estaba sentado en primera fila. Nuestras esperanzas, que son las mismas de las gentes de bien, añadió, nacieron hace ciento veinte años. El Partido Socialista tiene memoria histórica, mientras que el PP carece de ella, «porque si la tuviera, sabría que es la primera vez que la derecha gobierna en una institución democrática», señaló Zapatero. Entretanto, Felipe reprochaba al PP, «heredero directo del franquismo», que «no condene la dictadura», y que manipule la televisión tanto como el propio Franco. También celebraba el PSOE el 20 aniversario de la victoria electoral (28-10-1982), con 202 diputados y diez millones de votos. Fue la victoria de la democracia -había habido un intento de golpe de estado- y la esperanza de los jóvenes, de las trabajadoras y trabajadores de España. Felipe González y Zapatero escenificaron el relevo de poder entre generaciones, un cambio tranquilo y dialogado. Aznar significa el fin del diálogo: ni quiere hablar con los vascos, ni con los catalanes, ni con los andaluces que cobran el PER, ni con el líder de la oposición, al que no reconoce como alternativa, a pesar de que las encuestas lo sitúan a tres puntos del PP y el pulsómetro de la Cadena Ser -durante una entrevista conjunta a Zapatero y Felipe- a punto y medio. Felipe cedió el paso a Zapatero al entrar en los estudios de la Ser, quizás fuese sólo un acto de cortesía o tal vez todo un símbolo. Hace veinte años, el Partido Socialista inició el «cambio». Cambió las zonas rurales que no tenían luz, ni agua corriente ni accesos asfaltados. Transformó la sanidad, la educación y las pensiones. Acabó con el aislamiento de España, entrando en el Mercado Común y consiguiendo importantes fondos de cohesión, mientras que el PP lo tachaba de «pedigüeño». El cambio significó la mejora de la calidad de vida de todos los españoles y la modernización de España. El PSOE diseñó el estado de las autonomías que el PP aún no ha comprendido del todo y que ha alborotado como un avispero. El PSOE se convierte ahora en la esperanza de los españoles para lograr una segunda modernización de España: conseguir empleos estables, una vivienda digna, una mejor sanidad, una buena educación, un estado de seguridad y libertades, para que los delegados o subdelegados del gobierno no apaleen a estudiantes o agricultores. El PSOE está unido como una piña en torno a su líder; eso quedó bien claro en la reunión de Vista Alegre. En este mitin, -dijo Zapatero- «comienza un impulso que va a resultar imparable». Es el impulso de los ciudadanos que, en las encuestas, desean que Zapatero sea el próximo presidente del Gobierno aunque temen otro resultado. Probablemente lo van a conseguir. Antonio Natal (León).

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