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Publicado por
León

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POCAS cosas han sido más contrarias a los intereses de los más humildes de la sociedad que la LOGSE. Esa ley ha significado la supresión de cualquier criterio de control, rigor o regulación en la enseñanza media, ha producido toda una generación de españoles que acaban sus estudios universitarios escribiendo con faltas de ortografía, con enormes dificultades para leer y usando una sintaxis que ofende el sentido común. Ya esta bien entonces de ideas preconcebidas y demagógicas al hablar de la Ley de Calidad, y veamos si las objeciones que se le hacen están fundadas o no. Se le reprocha a la Ley que no establezca la financiación necesaria para su puesta en funcionamiento, y que se oculte la memoria económica. Pues bien, las competencias en materia de educación se encuentran trasferidas a todas las comunidades autónomas, y la implantación de esta ley puede ser que suponga alguna reorganización del gasto educativo, pero en ningún caso se trata de realizar nuevas inversiones en Centros, o en profesorado, etc. Estas inversiones, afortunadamente, ya han sido realizadas en su mayoría gracias al esfuerzo inversor de toda la sociedad en los últimos años; pero es que además desde que el pasado mes de diciembre de 2001 se aprobó el Sistema de Financiación Autonómica, por cierto aprobado por todas las comunidades autónomas, las gobernadas por el PSOE incluidas, se estableció que si como consecuencia de las decisiones del Gobierno o del Parlamento, las comunidades autónomas incurriesen en nuevas obligaciones de gasto, el Consejo de Política Fiscal y Financiera evaluaría esa situación y determinaría las cantidades necesarias que serían cubiertas con financiación adicional. En todo caso el problema del sistema educativo español no es un problema financiero, es el gasto eficaz lo que garantiza la calidad de la educación y no la cifra global que se invierta. Si fuese un problema de dinero, el tan admirado por la izquierda española modelo educativo cubano sería un fracaso absoluto. La realidad es que la calidad no depende solo del dinero invertido, ni siquiera, creo yo, es un factor esencial, no creo que la educación que hoy reciben nuestros jóvenes tenga más calidad que la que recibíamos en los años 60. Se acusa a la Ley de ser segregadora, que privatiza la educación y que quiebra la igualdad de oportunidades al establecer diferentes itinerarios, manipulando interesadamente el concepto de igualdad de oportunidades, confundiéndolo con igualdad en los resultados. Pero igualdad de oportunidades significa eso, que todos los jóvenes, hasta los 16 años, tengan la posibilidad de estudiar gratuitamente, con independencia de la titularidad del Centro, y significa que todos los que están estudiando tengan su oportunidad para alcanzar los mejores resultados, estableciendo, como hace la ley, una red mas amplia, para que alumnos con diferentes motivaciones y expectativas encuentren el camino que mejor se les ajuste; no significa que todos tengan los mismos resultados. Con el sistema actual el 25% de los alumnos sale del sistema sin haber obtenido el título de Graduado en Secundaria Obligatoria. Se acusa igualmente al PP, de utilizar el rodillo parlamentario y no dialogar con los afectados por la Ley, lo que es totalmente falso. Se ha dialogado con quien ha querido dialogar, con la mayoría de la comunidad educativa, como demuestra el fracaso de la huelga del otro día. Y siempre las peticiones han sido las mismas, necesitamos una reforma del sistema educativo que suprima la promoción automática, que establezca itinerarios, que dé más opciones, que refuerce las competencias de los directores y los equipos directivos. El PSOE y la izquierda en general, desde que el PP anunció su intención de reformar el sistema educativo, han establecido una estrategia de oposición frontal a la misma, anunciando, que cuando ellos vuelvan a gobernar lo modificarán todo, y que se pondrán a la cabeza de todas las manifestaciones en contra que se realicen. Se han negado en redondo a dialogar nada, a negociar nada; y así ha sido en la Ley de Universidades en la Ley de FP y en esta Ley de Calidad. ¿Por qué?, bueno, yo creo que por que no saben que hacer, sienten una extraña fascinación idólatra por las reformas educativas que ellos realizaron en su etapa de gobierno, y que hoy fracasan estrepitosamente, y sobre todo, porque no reconocen ni admiten la legitimidad que tiene el Partido Popular para realizar reformas educativas, asunto que consideran piedra angular de su ideología. Esta ley intenta, y creo que puede conseguirlo, que cada alumno pueda tener el máximo rendimiento dentro de sus posibilidades intelectuales, recupera conceptos como esfuerzo para aprender, como la disciplina entendida como propia exigencia, conceptos como valor del trabajo, y por supuesto garantiza la igualdad de oportunidades. No olvidemos que un mal diseño del sistema educativo a quien más perjudica es a los más desfavorecidos porque no cabe dudda de que, quien tiene más recursos, acacará buscando fuera del sistema las oportunidades que este no le ofrece, pero el que no los tiene, o el sistema le ofrece las mejores oportunidades o no tendrá manera de poder avanzar y tener un futuro mejor. Es precisamente el «café para todos» que establece el actual sistema educativo el que impide a los más humildes prosperar.