En la despedida de Alfonso Suárez Gutiérrez
Y llegó la despedida, pero no es un adiós. Miramos estos dos años, lo que hemos pasado y superado, y nos preguntamos, ¿cómo hemos conseguido llegar hasta aquí? No necesitamos meditarlo, sale de forma natural: gracias a Alfonso. Seguramente oigamos comentarios, críticas, alabanzas… en estas situaciones todo el mundo tiene hecha una opinión y, por supuesto, es lícito. Todo el mundo le conoce, muchos han tratado con él, pero somos pocos los que hemos tenido el privilegio de remar a su lado. Y decimos esto porque la memoria es frágil y el paso del tiempo diluye los recuerdos.
Quisiéramos en estas líneas decir lo que ha sido Alfonso para nosotros en un periodo muy duro para toda la sociedad. Solamente, cuando ha terminado, nos damos cuenta de todo a lo que hemos renunciado y que ahora hay que recuperar. Podía haber estado al mando cualquier otra persona pero, no sabemos si fue la casualidad o un previsor destino, estuvo él.
Nos embarcamos con Alfonso en un proyecto ilusionante, de futuro, con un objetivo muy claro: «Nuestro hospital, nuestro mayor valor». La idea era poner a nuestro hospital en el sitio que se merecía y eso solo se podía lograr haciendo partícipes a todos los que lo conformábamos. Y al frente de la nave estaba nuestro líder. Se habla mucho de liderazgo, pero no es fácil, no solo se trata de tomar decisiones, es tomarlas con un objetivo final pero valorando todos los aspectos en los cuales repercuten.
Y llego la pandemia. Es en estas situaciones donde se conoce a la persona, donde se sabe si está a la altura de las circunstancias. Y sí, teníamos a la persona ideal, un profesional demostrado, con conocimiento y experiencia, cualidades complementadas con su inmejorable lado humano. Alfonso ha sabido aglutinar a un grupo de personas con caracteres muy diferentes y formas de trabajar distintas, y ha conseguido unirnos sin perder la idiosincrasia de cada uno. Nos ha liderado con una visión amplia e integradora, trabajando en equipo, algo muy complicado en determinados puestos directivos, donde además la humildad debería ser prioritaria. La humildad es una forma de sabiduría y está ligada a grandes trayectorias profesionales. Es natural o no lo es. La humildad es lo que permite mejorar, es poder equivocarse, pero también valorar el éxito de los demás. Alfonso es humilde y tiene claro que su gente tiene que crecer y que la única forma de hacerlo es aprendiendo y asumiendo responsabilidad.
Alfonso ha sacado lo mejor de todos nosotros y ha conseguido que rememos con él en la misma línea. Nos ha dejado hacer, ha delegado, ha permitido que nos equivocáramos, en eso consiste liderar. Nos ha preparado, nos ha sugerido, pero nos ha dejado actuar. Nunca ha dado «puntada sin hilo», siempre mirando al futuro y pensando en lo mejor para el Caule. Cuando las cosas no iban bien, él siempre estaba ahí para ayudar, siempre tenía otra solución, otra forma de ver las cosas. Conoce las fortalezas y las debilidades de las personas a veces mejor que ellas mismas, esa es su habilidad, y se centra en potenciar lo mejor de cada una. Ha sido nuestro jefe, pero lo que es mas importante, nuestro amigo y nuestro compañero. Su puerta ha estado siempre abierta, si bien siempre ha pedido dos cosas: lealtad, como buen bilbaíno que es, y la verdad.
Elegante, sincero, correcto pero firme. Ha transmitido cercanía, comprensión, generosidad, capacidad de trabajo y entrega, y ha compartido en primera línea los momentos muy duros que hemos pasado, las horas interminables en el hospital y en los despachos y las decisiones, a veces muy complicadas, que siempre hemos tomado de forma consensuada. Para él estos dos años han sido dedicación absoluta a nuestro hospital, a su gente, lo más importante, y a costa de lo personal, incluso de la salud.
El ejemplo es la mejor medicina para cambiar las cosas. Creemos que lo has conseguido, debes estar orgulloso, has dado todo y quizás mas de lo que debieras. Has sido un regalo para este gran centro que es el Complejo Asistencial Universitario de León. Después de 17 años trabajando en el mismo, este 1 de diciembre saldrás por la puerta grande, y deberás estar orgulloso de tus logros, de cómo has cambiado el Caule, de cómo dejas muchas semillas que crecerán. Y los que hemos estado trabajando a tu lado no podemos por más que compartir contigo esto, sabiendo que llevamos a nuestro amigo en el corazón.
Te deseamos todo lo mejor en tu nueva etapa, en tu nuevo puesto donde disfrutarán de todo tu valor, pero también estamos convencidos de que nuestros caminos volverán a cruzarse, y ahí estaremos. Gracias.