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Publicado por
León

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ELas multinacionales no se andan con bromas. Cuando tienen que tomar una decisión importante para la empresa, la toman. Con toda frialdad. Sin importarles las repercusiones. Sin consideraciones de tipo sindical ni pensar para nada en la paz social. No se detienen, para nada, en conceptos que les parecen de pobres, débiles y nacionalistas. Pienso, al escribir esto, en la empresa automovilística Volkswagen. Hace mes y medio propuso a los sindicatos de Martorell un plan de flexibilidad laboral. Los sindicatos no lo aceptaron, y la compañía no entró en más discusiones: se llevó el 10 por ciento de la producción del Ibiza a Eslovaquia. Ayer ocurrió algo parecido en su factoría de Landaben, en Navarra. La solución ha sido igualmente drástica: ante un simple retraso en la respuesta sindical, se ha presentado expediente de despido colectivo de 590 trabajadores. Me temo que esto sólo sea el comienzo de una imprevisible tensión. Las multinacionales vinieron a España por la razón que hoy se instalan en los llamados países emergentes: porque la mano de obra era barata. Pero ahora tenemos competencia: ahí están los países del Este reclamando inversiones y ofreciendo magníficas condiciones. Y además, en un mercado sin explotar. ¿Quién nos dice que no hay empresas ubicadas en España que están buscando disculpas para largarse? ¿Y qué hacen los sindicatos? Si se oponen a las medidas de recorte, o simplemente retrasan su respuesta, la empresa corta por lo sano: cumple el plazo dado, y presenta expediente de despido colectivo. Pero, si aceptan las condiciones empresariales, los obreros empezarán a preguntarles qué pintan, cómo les defienden, para qué quieren sindicatos así, si no defienden siquiera lo pactado en los convenios. Situación endiablada, camaradas. En situaciones de crisis, es cuando aparece el capitalismo más feroz. Y ese capitalismo sólo tiene un alma: la cuenta de resultados.