TRIBUNA
Sobre la fusión de las cajas
EN lo últimos meses han vuelto a surgir algunas voces de posibles alianzas o fusiones en las cajas de ahorros de Castilla y León, palabras que tímidamente están apareciendo desde quien tiene el poder y por lo tanto desde quienes deciden, quizás hasta que pasen las elecciones. Altos cargos de la Junta de Castilla y León van soltando de vez en cuando opiniones de lo interesante que: «Sería la fusión de las cajas de Castilla y León para poder competir en mejores condiciones en nuevos proyectos e inversiones...». Al parecer nadie expone razones que justifiquen estas posibles fusiones barajadas desde el Ejecutivo Regional. Tampoco conocemos la posición de las cajas más fuertes sobre si tienen que quedar una o dos cajas en nuestra comunidad autónoma, quizás no compartan este proyecto. Las que sí se han pronunciado, poniendo el grito en el cielo, han sido el resto de cajas, éstas que serían absorbidas, dando argumentos muy sólidos en contra de estas fusiones. «Personalmente pienso que no hay razones de peso que justifiquen una fusión, ya que la mayoría de las cajas de la región se encuentran en los primeros puestos del ranking de eficacia del conjunto de entidades de crédito que existen en España». Por lo tanto, desde mi punto de vista sólo existen razones políticas y casi me atrevo a calificarlas incluso de partidistas, con el ánimo de ser estas utilizadas más con criterios políticos que económicos. La mayoría de los ciudadanos de a pie nos preguntamos. ¿Qué está ocurriendo después de la fusión de los grandes bancos? ¿Qué beneficios hemos encontrado? ¿Consisten en que nos impongan más comisiones de mantenimiento? ¿Tal vez más comisiones de administración? Y todo esto ¿a qué nos lleva? Al despido de miles de profesionales, al cierre de cientos de oficinas, a perder calidad en el servicio, a que no exista competencia entre entidades que beneficien al ciudadano, y en definitiva, a contribuir al beneficio de otras ciudades fuera de nuestra región donde tienen su sede fiscal -Santander, Bilbao, Barcelona- por mencionar alguno de los beneficiarios donde van a parar los beneficios que soportamos los ciudadanos de Castilla y León. La moda parece ser la globalización y el oligopolio, aunque para ello haya que dejar sin puesto de trabajo a miles de familias castellanas y leonesas. No hace falta hacer un ejercicio de memoria para recordar cómo actúan las petroleras poniéndose de acuerdo en los precios para obtener más beneficios. De igual forma lo han hecho recientemente las industrias lácteas, las empresas de fertilizantes o las compañías aéreas por citar algunos. ¿Dónde está la competencia? Volviendo a las cajas de ahorros en el momento en que se produzcan las fusiones quedando una sola Caja se habrá creado un monopolio perfecto, aunque algunos lo denominen bancos de proximidad. Además perderán la identidad con la provincia con el cliente, algo de lo que siempre han hecho gala y, lo que es más grave, se terminará la competitividad en el mercado lo que irá en detrimento del servicio y ocasionará un encarecimiento en los costes para el impositor. Casi nadie nos acordamos ya de los famosos apellidos montes de piedad que llevaban las cajas de ahorro -quizás porque ya dejaron de serlo-, pero de ahí a lo que se está cociendo en la actualidad va un abismo. Hay cajas pequeñas que dan ejemplo en la gestión a algunas grandes. La mayoría de las cajas pequeñas y medianas tienen costes inferiores a las de mayor dimensión y tienen quizás más interés e implicación en la zona donde se ubican, prestando un servicio a las familias que viven en los pequeños pueblos de nuestra comunidad autónoma. El poder político que se pretende concentrar en un reducido número de entidades puede ser contraproducente desde el punto de vista de gestión y servicio a los ciudadanos del medio rural en Castilla y León, máxime cuando las dudas se plantean en crear una gran Caja de Castilla y León defendida por unos, o bien optar por el otro modelo de dos entidades sin referente regional. Con la reforma de a Ley de Cajas no cabe duda de que el poder político del partido que gobierne en la comunidad autónoma será ejercido de forma directa en la entidad resultante de la fusión, siendo sus criterios los que prevalezcan al margen de los intereses de los ciudadanos. No parece difícil que el Partido Popular termine haciendo lo que más le convenga, ya que el control de la mayoría de las cajas de nuestra región le tiene asegurado, llegando a recaer en algunos casos la presidencia de las mismas en los máximos responsables de las diputaciones provinciales. Si este proyecto llega a consumarse nos pondrán por pantalla las decisiones tomadas de los distintos consejos de administración de las diferentes cajas, pero todos conocemos que las decisiones no se tomarán en estos foros, sino que lo acatarán ratificando la decisión política que a tal fin se tome en el partido político dominante. No en vano muchos de los consejeros ocupan responsabilidades políticas y sobre las decisiones de los diferentes consejos de administración los partidos políticos tienen mucho que decir. No todo lo grande es mejor y más eficaz, pero quizás sí sea más fácil de controlar. Sería conveniente que consultasen la opinión de los ciudadanos de Castilla y León sobre lo que piensan de los monopolios.