Diario de León

Campo de rugby y los «derechos» del fútbol Feria de Riaño y apoyo municipal Campo de rugby y los «derechos» del fútbol Feria de Riaño y apoyo municipal

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Durante los tres últimos años los jugadores de rugby de todas las categorías, desde niños a mayores, se han entrenado al aire libre en la parte de atrás del parque de La Granja... Allí llegaban y se cambiaban, hiciera el tiempo que hiciera. Una vez terminado el entrenamiento, y por todo techo de estrellas (el día que se veían con el consiguiente frío, o sin verlas lo cual era sinónimo de lluvia en muchos casos), se cambiaban, o mejor dicho, se quitaban las camisetas, medias y el barro como podían, y se ponían, la ropa que con suerte estaba seca, en los mejores casos, o sólo húmeda, gracias a los plásticos que extendían por encima para protegerla. De esto que digo han sido testigos varios periodistas de León y de Valladolid. Y a pesar de este sistema de entrenamientos, la escuela de rugby funciona. ¡Y cómo ha funcionado! Dos jugadores han llegado a la selección nacional de su categoría, y los muchos que han participado en la selección automática. Todo esto con la ilusión de no estropear el campo de juego de las instalaciones municipales de Puente Castro, y que el campo de rugby se cuidara y se asentara la hierba. Pero, mira tú por donde este año y sin previo aviso se ponen a entrenar en el campo de rugby los jugadores de fútbol, parece ser que de Puente Castro, y, claro, ya está el campo estropeado. Ya tiene calvas. ¿Para qué el sacrificio de los niños que juegan al rugby? ¿Cómo se lo explico yo a mi hijo su sacrificio baldío? Y he aquí la pregunta que me hago, ¿para qué quiere el Puente Castro su campo? ¿Se les estropea si entrenan en él? ¿El campo de rugby es de otro material al que no le afectan otros entrenamientos? Está claro que sí. Entonces, ¿por qué el de rugby se puede estropear y el de fútbol no? ¿Cuándo los futbolistas nos estropeen por completo el campo nos van a dejar el suyo a los de rugby? Agapito Suárez Cascallana (León). ¿Cómo es posible que algo tan arraigado, de siglos, como son las ferias y concretamente esta de Riaño no se mime, no se proteja como un bien cultural, como lo haríamos con un roble o con edificio? En otros sitios, donde las ferias están cogiendo realce, he observado que se promueven concursos, exposición de ganado, ambientación municipal a través de música de la zona. En otros sitios he visto un tejido asociativo, un interés político por potenciar la zona, una acogida espléndida a través de un gesto generoso y gastronómico... y al hilo de esto, no pude encontrar en la feria ni siquiera un queso con patente leonesa, y eso que justo a 8 kilómetros hay una quesería famosa, en Boca de Huérgano. Ni siquiera la empresa de miel, Jordas, se hizo presente. ¿No interesa o no hay ideas? Porque verá usted, yo no me lo explico. ¿Para qué invierte la Junta en promocionar el turismo?, ¿para qué tanto folleto, tanto anuncio, tanta propaganda inútil?. Y para muestra un botón. Riaño tiene su página web en la red, donde su feriona no tiene la más mínima resonancia; por ello les escribí un e-mail en octubre para que me informaran sobre la actividad de la feria, ¿cree usted que me contestaron? Pues todavía estoy esperando, y estoy seguro que el correo llegó. En fin, ¿qué le vamos a hacer señor director?, yo como dijo alegremente una vez el señor Aznar les digo al ayuntamiento de Riaño: cero patatero. ¡Hagan algo por animar, por motivar, por promocionar, por alegrar algo tan arraigado como es «la feriona»! ¡aprender de otras autonomías a querer un poquito más lo único que no os arrebató el pantano!. Pablo Villarroel Villarroel (Vizcaya). Durante los tres últimos años los jugadores de rugby de todas las categorías, desde niños a mayores, se han entrenado al aire libre en la parte de atrás del parque de La Granja... Allí llegaban y se cambiaban, hiciera el tiempo que hiciera. Una vez terminado el entrenamiento, y por todo techo de estrellas (el día que se veían con el consiguiente frío, o sin verlas lo cual era sinónimo de lluvia en muchos casos), se cambiaban, o mejor dicho, se quitaban las camisetas, medias y el barro como podían, y se ponían, la ropa que con suerte estaba seca, en los mejores casos, o sólo húmeda, gracias a los plásticos que extendían por encima para protegerla. De esto que digo han sido testigos varios periodistas de León y de Valladolid. Y a pesar de este sistema de entrenamientos, la escuela de rugby funciona. ¡Y cómo ha funcionado! Dos jugadores han llegado a la selección nacional de su categoría, y los muchos que han participado en la selección automática. Todo esto con la ilusión de no estropear el campo de juego de las instalaciones municipales de Puente Castro, y que el campo de rugby se cuidara y se asentara la hierba. Pero, mira tú por donde este año y sin previo aviso se ponen a entrenar en el campo de rugby los jugadores de fútbol, parece ser que de Puente Castro, y, claro, ya está el campo estropeado. Ya tiene calvas. ¿Para qué el sacrificio de los niños que juegan al rugby? ¿Cómo se lo explico yo a mi hijo su sacrificio baldío? Y he aquí la pregunta que me hago, ¿para qué quiere el Puente Castro su campo? ¿Se les estropea si entrenan en él? ¿El campo de rugby es de otro material al que no le afectan otros entrenamientos? Está claro que sí. Entonces, ¿por qué el de rugby se puede estropear y el de fútbol no? ¿Cuándo los futbolistas nos estropeen por completo el campo nos van a dejar el suyo a los de rugby? Agapito Suárez Cascallana (León). ¿Cómo es posible que algo tan arraigado, de siglos, como son las ferias y concretamente esta de Riaño no se mime, no se proteja como un bien cultural, como lo haríamos con un roble o con edificio? En otros sitios, donde las ferias están cogiendo realce, he observado que se promueven concursos, exposición de ganado, ambientación municipal a través de música de la zona. En otros sitios he visto un tejido asociativo, un interés político por potenciar la zona, una acogida espléndida a través de un gesto generoso y gastronómico... y al hilo de esto, no pude encontrar en la feria ni siquiera un queso con patente leonesa, y eso que justo a 8 kilómetros hay una quesería famosa, en Boca de Huérgano. Ni siquiera la empresa de miel, Jordas, se hizo presente. ¿No interesa o no hay ideas? Porque verá usted, yo no me lo explico. ¿Para qué invierte la Junta en promocionar el turismo?, ¿para qué tanto folleto, tanto anuncio, tanta propaganda inútil?. Y para muestra un botón. Riaño tiene su página web en la red, donde su feriona no tiene la más mínima resonancia; por ello les escribí un e-mail en octubre para que me informaran sobre la actividad de la feria, ¿cree usted que me contestaron? Pues todavía estoy esperando, y estoy seguro que el correo llegó. En fin, ¿qué le vamos a hacer señor director?, yo como dijo alegremente una vez el señor Aznar les digo al ayuntamiento de Riaño: cero patatero. ¡Hagan algo por animar, por motivar, por promocionar, por alegrar algo tan arraigado como es «la feriona»! ¡aprender de otras autonomías a querer un poquito más lo único que no os arrebató el pantano!. Pablo Villarroel Villarroel (Vizcaya).

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