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Publicado por
Pedro Rabanillo Martín, ex presidente de la Asociación Leonesa de Comercio (Aleco)
León

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SABIDO es que la demagogia es el método ideal que el orador político practica para ganar influencia mediante discursos que agiten a la plebe, o en aplicación de retórica, animen a la sociedad. Para llegar a esta conclusión solamente es necesario estar al tanto de las polémicas, a veces ridículas, que se entablan entre los mal llamados políticos de los distintos partidos. Los políticos de verdad, raros especímenes, en las refriegas puntuales agudizan el ingenio para salir airosos de situaciones comprometidas, con la aquiescencia claro está de aquellos ciudadanos/as que aceptan su «sinceridad». A veces el excesivo celo que exige la competencia destapa la caja de los truenos y aparece la tormenta que arrasa sin piedad las parcelas de la razón y la verdad, dando paso a esa tiránica y cínica apariencia con que se presenta la demagogia. El día 22 de septiembre, en nuestro acostumbrado repaso a la prensa, nos llamaron la atención sendos escritos en La Nueva España; uno de matiz estrictamente político; el otro de carácter meramente informativo. El primero firmado por don Isidoro Fernández Rozada: «Cascos cumple, Zapatero miente». El otro de don Francisco L. Jiménez: «El aeropuerto busca techo». Ambos relacionan su contenido con las angustiosas vicisitudes por las que está pasando este sufrido León. De ahí nuestra modesta intervención al respecto. Dice el señor Fernández Rozada que no entiende como siendo de esta tierra el señor Rodríguez Zapatero no está al tanto de las cuestiones político-administrativas que se registran en el Noroeste Español, su lugar de origen; y además secretario general del PSOE, aspirante a la jefatura del Gobierno; y esgrime la incongruencia de su discurso político ante miles de sus paisanos de Rodiezmo para denunciar la falta de inversiones en esas latitudes. El señor Fernández Rozada, quizás guiado por un exceso de vehemencia, no ha entendido debidamente el mensaje del señor Zapatero, hecho como es natural ante un foro familiar -curándose en salud- consciente de que el lugar de encuentro del Noroeste es sin duda la provincia de León;y es más que cierto que salvo algún beneficio colateral -autovía del Noroeste-, no ha disfrutado de un solo centavo de inversiones. Excepto alguna de carácter puntual de obligado cumplimiento, como bien pudieran ser las pertenecientes a fondos mineros. El señor Zapatero debió aclarar esas afirmaciones, no es justo negar la evidencia de que el otro Noroeste, Asturias, Galicia y Castilla (Valladolid), han gozado y disfrutado de cuantiosos beneficios, traducido en inversiones bien diferenciadas ¿pero dónde estaba el señor Zapatero y sus colegas de oficio, de los distintos partidos, que representan y defienden los intereses de León? Posiblemente bien acomodado en el Congreso, con los compañeros de partido compartiendo disquisiciones con sus antagonistas del PP, capitaneados por el señor Morano Masa; secundados en los demás organismos e instituciones por esa caterva de tontos inútiles, cuya triste misión, en términos anecdóticos, no va más allá del simple ejercicio de los monaguillos en una iglesia sin evangelizar. Da la impresión de que en los repartos comunitarios estuvieran ausentes; especialmente en aquelos cuyas infraestructuras son decisivas para el congreso económico y social, citando en primer lugar las de índole vial, que por su valor estratégico imprimen una importancia determinante e imprescindible para el sector inversor empresarial. Ya en vísperas de campañas electorales, se prodigan adecentando alguna que otra fachada, de ahí esa veneración y culto a la demagogia que como lisonja oportuna tratan de vendernos. Tenemos a la vista la parsimoniosa marcha de las obras de la autovía León-Benavente, que nos la deben desde hace más de dos décadas;y sabido es que como necesaria nunca la aventajaría ni la mismísima M-40 de Madrid. La León-Astorga, no entra en el reparto ya que con intereses bastante elevados tenemos que amortizarla los usuarios. ¿Cuántas existen en esas condiciones desde Valladolid, a pesar de la profusión, a los distintos destinos tanto provinciales como comunitarios? Necesitaríamos mucho espacio para detallar los proyectos de otros rangos, nunca inferiores, que no llegaron a realizarse; pero si queremos citar uno de especial relieve, por la férrea contumacia mostrada por la Consejería de Medio Ambiente, al negarse a autorizar el alargamiento de la pista de aterrizaje y despegue de aeronaves de mayor calado, de La Virgen del Camino, por cuestiones interesadas de tipo político-administrativo. Villanubla está al fondo. Mientras el aeropuerto de Asturias está a punto de culminar su adecuación definitiva, al de León aún en pañales se le niega lo indispensable para su explotación. No debemos olvidar que la complementariedad entre los aeropuertos sería altamente positiva; y especialmente en tiempo y hora en que la meteorología dictara su ley y fueran necesarios los desvíos, siempre resultarían menos traumáticos por cercanos y a la vez más económicos. Nos parece envidiable constatar el verdadero entusiasmo con que las fuerzas políticas de los distintos signos de esa entrañable Asturias, se apiñan a conseguir las nuevas infraestructuras, que han servido y sirven para paliar la desaparición de aquellos medios de producción que fueron santo y seña de una pujante economía. Las luchas partidistas quedan para asuntos menores que en la mayoría de los casos son intranscendentes. En cambio la actuación de nuestra vanguardia representativa consiste en perderse en polémicas irrisorias, como la de la gomina, de triste recuerdo, y otras de parecida dimensión, dejando los asuntos serios para que desde Pucela ordenen y manden las consignas siempre negativas, que con ejemplar sumisión y rindiendo pleitesía acepten sin condiciones.