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Publicado por
Federico Abascal
León

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Mientras Zapatero aprovechaba ayer la inauguración de las Jornadas de «The Economist» para propugnar un nuevo modelo económico, al considerar supuestamente agotado el del PP, el grupo parlamentario socialista iba a convertir en enmiendas propias a los Presupuestos del 2003 lo que en el ámbito social había venido proponiendo Eduardo Zaplana, ministro de Trabajo. Si en el foro organizado por «The Economist», Zapatero presentó en unos brochazos la alternativa del PSOE a la política económica del Gobierno, en el Parlamento los socialistas pretendían enfrentar el discurso ministerial del PP a la realidad presupuestaria. Muchos planes anunciados por Zaplana no aparecen en los Presupuestos y, por lo tanto, carecen de dotación económica y concreción temporal. ¿Cómo reaccionarán los «populares»?. Es muy probable que el grupo del PP dé cabida en la Ley Presupuestaria a los planes de Zaplana improvisando enmiendas propias en el Senado, para no verse obligado a aceptar las socialistas, pero el PSOE estaba ayer muy satisfecho de su ardid, pues ardid parlamentario es propugnar el perfeccionamiento de una ley introduciendo en ella las tesis del adversario político. A estas alturas del curso se estaría moviendo el PSOE como si la oposición fuera, que lo es, una plataforma de despegue hacia el poder, y mientras la batalla dura y tenaz al Gobierno la protagonizan los portavoces y los cuadros socialistas, la exposición de la tesis argumental más eminente se la reserva Zapatero, quien ante una representación del mundo económico y empresarial enunció ayer las bases de su política económica. Esa política habría de basarse en un crecimiento a través de la productividad, en un empleo más estable, en una -no faltaría más- estabilidad presupuestaria, en una fiscalidad orientada a la inversión productiva... etcétera, todo muy plausible, como corresponde a quien tiene totalmente limpia la pizarra para dibujar un modelo, lo que no le sucede al Gobierno, cuya pizarra está llena de condicionamientos, que dejan poco espacio al modelo ideal. Pero en el reparto de papeles, con el más lucido para Zapatero, se percibe cierta coordinación en el PSOE, pues si va a ser su grupo parlamentario el que siga batallando en el Congreso para esclarecer lo que pudiera haber de oscuro en el proceso de privatizaciones desarrollado por el Gobierno del PP, el líder socialista aprovechó ayer la oportunidad, en el foro de «The Economist», para decir que el silencio y la falta de transparencia en el proceso privatizador están minando la credibilidad del Ejecutivo.

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