Diario de León
Publicado por
Manuel Alcántara
León

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EL Banco de España ha puesto en marcha una serie de normas para su plantilla que prevén un severo régimen de incompatibilidades. Por ejemplo, se prohíbe a los empleados aceptar regalos o favores de las entidades con las que tienen relaciones y obliga a determinadas categorías de directivos y técnicos a declarar en qué invierten, generalmente con gran provecho. No parece del todo ajeno a la medida, que ojalá sea plagiada por otros bancos medianos y más chicos, el revuelo formado en torno al testamento laboral del cura Cajacastillejo, sublime ejemplo de amor fraterno, pero no repartido entre todos, sino localizado en sus cuatro hermanas. Buena falta hace un código de conducta en un país como el nuestro, donde el Diablo Cojuelo se ahorraría ahora mucho trabajo, ya que hay más de 30.000 españoles sin techo. Se dice que son los excluidos por el sistema, pero no se hace nada por cambiar el sistema. Nos resignamos a que existan bolsas de pobreza y vidas marginales, mientras Rodrigo Rato asegura que la economía española tiene un «suelo sólido», al mismo tiempo que pide moderación salarial. Coincide este propósito de decencia del Banco de España con la concesión del tercer grado penitenciario al que fue el primer ladrón en una época en la que existió una enorme rivalidad. A pesar de que la competencia era terrible, Luis Roldán, ex director general de la Guardia Civil, supo hacerse, gracias a su tenacidad, con el primer puesto. También se hizo con 15 pisos y con 3.136 millones de pesetas. El tipo que transformó en una hucha cada tricornio ha pasado en la cárcel 8 de los 31 años de condena y sólo volverá a ella para dormir con la conciencia tranquila. De confirmarse esa resolución, el célebre delincuente podría salir en libertad condicional en mayo y mostrar su nuevo código de conducta. ¿Cómo negarle a nadie su derecho a rectificar? Roldán, como tantos otros españoles ilustres, ha sufrido cautiverio, pero ahora se nos aparece como un hombre nuevo. Lo que aún no ha aparecido es el dinero que se llevó.

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