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Publicado por
Valentí Puig
León

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La cumbre de la OTAN en Praga ha coincidido con una conferencia sobre sexología asiática en Singapur. En aquella ciudad-Estado que pasa por ser puritana y represiva se han debatido otras posturas del «Kama Sutra» y la exploración de nuevas zonas erógenas del cuerpo femenino. Un psiquiatra de la universidad de Hong Kong ha dicho -según The Herald Tribune- que la insatisfacción sexual mengua la calidad de vida e incluso puede llevar a la violencia doméstica y al divorcio, con lo cual se dañan los recursos de un país y se desincentiva su economía. Donde menos uno se lo espera, aparece un Confucio freudiano. En Praga la ocasión era para el festejo inicial y luego para una reflexión intensa. La OTAN pierde rumbo cuando concluye la guerra fría y necesita un golpe de timón después de la intervención americana en Afganistán, asistida por países que pertenecen a la OTAN pero al margen de los módulos de actuación de la organización atlantista. No se puede decir que las nuevas incorporaciones -de Estonia a Eslovenia pasando por Rumania y Bulgaria- agiganten significativamente el potencial militar de la OTAN: su aportación en territorio y población queda subrayada por la voluntad de pertenencia a un club. Como consecuencia de Praga, existirá una fuerza de élite de unos 2.000 soldados que pueda desplegarse en cualquier instante y en cualquier punto del globo. Es todo un cambio estratégico después del largo enfrentamiento de la guerra fría. Se transforma toda una concepción del mando y del despliegue. Uno de los grandes éxitos de la OTAN es que, caído el imperio soviético, hayan acudido a la taquilla de ingreso todos los países que estuvieron bajo la férula del Pacto de Varsovia y ahora mismo algunos que fueron parte de la Unión Soviética. Incluso la Rusia de Putin tiene sus tratos especiales con la OTAN. Llegada la plena y extensiva libertad a Europa, se llama a la puerta de la OTAN para ratificarse en la libertad y en la seguridad común. De eso se trataba la cumbre de Praga aunque también consta en la agenda una suerte de sesión sexológica que consiste en resguardar el futuro de lo que tan eficaz fue en el pasado. En concreto, la readaptación de las posturas clásicas del «Kama Sutra» se está contemplando en el horizonte controvertido de una intervención militar en Irak. Praga cayó en manos de Hitler y luego llegó la Segunda Guerra Mundial. Después pasó a manos comunistas y desembocó en la «revolución de terciopelo» que llevó la disidencia al poder, con un Vaclav Havel que con la cumbre se despide de la política. Esto es historia europea.

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