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Publicado por
León

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LO ocurrido en Nigeria, durante la celebración del concurso para elegir a "Miss Mundo", no puede despacharse con una simple condena de la barbarie que provoca el fanatismo. Algo está pasando en el mundo para que las sensibilidades avancen hacia la percepción de una agresión intolerable en un inofensivo comentario de periódico, capaz de movilizar a unas turbas de enloquecidos y acabar con la vida de más de un centenar de personas. Todo en nombre de la religión. En un universo humano en el que Vladimir Putin, después de la matanza del teatro Dubronick, amenazó con una «circuncisión sin retorno» a los islamistas radicales que aparezcan por Moscú, todo es posible. Un mundo en donde la respuesta de Israel a los terribles atentados terroristas suicidas es una política de represalias y asesinatos similar a la que hacían las SS por los sabotajes de los partisanos. Todos los líderes occidentales parecen haberse puesto de acuerdo para que el choque de culturas y civilizaciones, a caballo de las desigualdades que acrecienta la globalización, provoque una catástrofe incontrolable. El mundo civilizado parece haber abdicado de la política y la diplomacia como método para arreglar las cosas. La cumbre de la OTAN ha establecido un ejército policial como instrumento eficaz frente al terrorismo. ¿Abre esta medida una vía más al uso ilimitado de la fuerza, sin control ni responsabilidad? En el contexto de la política de ataques preventivos definida como imprescindible por el presidente Bush, se abre camino un horizonte en el que cada mandatario quiere tener las manos libres para solucionar sus propios problemas sin que nadie le pueda afear las conductas más intolerables. Si el terrorismo es un cáncer, conformarse con extirpar los tumores con el uso de una fuerza ilimitada, no garantiza que nuevas cepas, cada vez más agresivas, se cultiven en los laboratorios de las desigualdades y los odios que se tejen en el trasfondo de dos mundos cada vez más desiguales.