EN EL FILO
El virrey insumiso
Manuel Fraga no es un virrey sumiso a la autoridad superior, que es el Gobierno del PP, siendo el PP su propio invento, y aunque nadie se ha atrevido a llamarle al orden desde Madrid, algunos de sus movimientos o propuestas han chirriado en el sistema disciplinario popular. El presidente de la Xunta actúa por libre en sus relaciones personales e institucionales, de espaldas a la ortodoxia de La Moncloa, como demuestra, por ejemplo, la simpatía activa que une a Fraga y a Fidel Castro, y la antipatía mutua que separa a Fidel Castro de Aznar, con deterioro de la armonía diplomática entre Cuba y España. Dado el carácter de Fraga, impetuoso y a menudo iracundo, parece verosímil, aunque difícilmente demostrable, que pudiera aceptar ante la catástrofe originada por el petrolero «Prestige» que el delegado del Gobierno en Galicia se encargara desde el primer momento de coordinar los trabajos, relegando a la Xunta a un segundo plano político. Filtraciones en apariencia serias habrían desvelado el enfado de Fraga y su escapada cinegética a Aranjuez, previa escala en Madrid, mientras el fuel del petrolero accidentado alcanzaba las costas gallegas. Lo verosímil resulta a veces penoso de creer y tal vez sea mejor negarse a creerlo, porque si Fraga se hubiese evadido por un impulso airado de sus responsabilidades en la Xunta, que el vicepresidente Rajoy habría supuestamente reducido, estaríamos ante una gravísima crisis política y humana. La crisis, bien es cierto, se ha producido, y no tanto por las horas en que Fraga estuvo ausente de Galicia como por la descoordinación de las autoridades, que a lo largo de toda la costa gallega pudo percibirse, sufrirse y lamentarse. Pero la supuesta disputa entre Fraga y Rajoy, por quién debería coordinar los trabajos, trae cola real en el parlamento de Galicia. El encargado de apagar el incendio ha sido obviamente el vicepresidente Rajoy, quien ayer convocó en La Coruña una rueda de prensa, junto al delegado del Gobierno, Arsenio Fernández de Mesa, y al conselleiro de Medio Ambiente, Carlos del Alamo, quien acompañó a Fraga durante su excursión a Madrid/Aranjuez, para negar cualquier disputa entre la Xunta y el Gobierno central, loar la coordinación de las funciones y, ay, advertir de la aproximación a las costas gallegas de la mancha de fuel producida al hundirse el «Prestige». Por primera vez en la historia de esta catástrofe daba el Gobierno una información, por otra parte ya sabida, que refleja la realidad y abandona los esfuerzos balsámicos. Minutos antes, la Xunta aseguraba en nota oficial lo que Rajoy iba a decir más tarde.