el balcÓn DEL pueblo
Feria deSan Andrés
Y acaba, bendito mes, con San Andrés. Noviembre pierde hoy su última hoja del calendario 2002. Lo hace a lo grande en el Mercado Nacional de Ganados de León, con su feria caballar, mular y asnal, un día después de cerrar la solemnidad del 150º Aniversario de la Facultad de Veterinaria, con la presencia de Juan Vicente Herrera, y tras recibir el día antes la Medalla de Oro de la Ciudad. Mientras se abría el recinto ferial para el trato, la Fele, dentro de la conmemoración del vigésimo quinto aniversario, escenificaba el Día de la Empresa en el Hotel San Marcos, con cena, al menos, de media gala. El chalaneo ferial está más consolidado que el homenaje al mundo de la empresa. En el recinto de un mercado de ganados continúa la rúbrica de la palabra siendo sagrada, igual que el apretón de manos. En la empresa no, vaya usted a saber por qué, aunque lo avalen casi todo escrituras ante notarios y firmas en despachos de corredores de comercio. La Fele distinguió este año a Eva María González, sonrisa entre cálida y heladora de Manufacturas Teleno, S.L. Una empresaria del año que tiene claro que dos y dos son cuatro, aunque algún listillo quiera comprar la merienda en la tienda de al lado. Lo he percibido en las entrevistas. Los números y las estadísticas superan y anestesian las emociones. La Fele tuvo menciones especiales para otros siete esforzados: Agustín López García (Comercio), Faustino de la Fuente (Construcción e Industrias afines), Tomás González Lorente (Industria), José Arias Seoane (Metal), Carlos Alonso García (Servicios), y los bercianos Adriano Fernández (Construcciones) y José Calvo Filgueiras (Joyería). Para todos se cierra con broche de oro y dignidad el bendito mes que comenzó por los Santos... ... Y terminó por San Andrés, día ferial, en «el que tiene cara de burro lo es». La mañana de hoy es mágica en la sede del Mercado Nacional de Ganados. Toda la cabaña equina está presente: hispanobretones, caballos españoles, mulas, machos, burros zamoranoleoneses, percherones, cruzados, de silla, sementales o de lo que sea. Es la feria más importante del año. Ya no compite con la de San Martín en Mansilla de las Mulas, ni con otros mercados de vacuno, se celebren en Riaño, San Emiliano o Villablino. En los ganaderos leoneses se está invirtiendo la afición. No creen en cabañas de vacas y apuestan por yeguadas y crines a las que sólo acaricia el viento. Hace unas semanas se aseguraba que en la cabaña ganadera leonesa estaba a punto de erradicarse la brucelosis. Lo que no han certificado es por qué. Ganaderías vacunas enteras han pasado a mejor vida, en favor de manadas de caballar. Un tratante de los que hoy sacará, a la vieja usanza, la tijera y el talonario de cheques, para marcar y pagar los ejemplares comprados, se limitaría a decir: muerto el perro, se acabó la rabia. Sin vacas, no hay brucelosis. Sí, sí, bendito mes: adiós, y ¡que lo follen!.