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León

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RESULTA increíble admitir que todo un vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía -la parcela más delicada de la Administración- se despache haciendo unas declaraciones tan desafortunadas, que muestran un desconocimiento sorprendente de las causas que plantea el polémico fenómeno económico-administrativo IPC, debido especialmente a una falta de rigor en las previsiones y ausencia de análisis serios y meditados. Leemos con sorpresa: «Rato vuelve a culpar a agricultores y comerciantes de la subida del IPC». Pensamos que para ocupar tan alto cargo es imprescindible estar dotados de un tacto especial y exquisito temple, que solamente está reservado a los elegidos; desgraciadamente nos demuestra que no están a su alcance esas cualidades tan distinguidas y señoriales que ennoblecen a las personas de su rango y status profesional y social. Admitamos en plan generoso que se debe a una estúpida frivolidad. Desde hace bastante tiempo observamos las infundadas opiniones que se vienen vertiendo sobre el comportamiento de un colectivo ya marginado en los ambientes políticos y sociales, como es el de Autónomos y Empresarios, que paradójicamente aportan más del 80% de los incentivos que percibe la Administración para atender las obligaciones que reciben otros ciudadanos por sus ocupaciones especialmente políticos y funcionarios. Somos conscientes que pueden resultar incómodas estas afirmaciones; pero tenemos el hecho de que estos incansables trabajadores merecen los máximos respetos por esa nunca valorada dedicación, marginándoles a la consideración de simples parias de la sociedad, a su vez manipulada y engañada con fines interesadamente especulativos. La anticipada y no meditada previsión de índices de precios, normalmente acaban demostrando un lógico error de cálculo, debido a los vaivenes que zarandean actualmente la economía, que vive sustentada por los movimientos financieros y comerciales, no solamente a nivel Nacional y comunitario, sino que coyunturalmente por su carácter globalizador lo es en un plano de dimensión mundial; pero también por esa contumaz obsesión del señor ministro buscando estrategias que pueda frenar la aceleración de esos desalentadores datos que mes a mes vienen produciéndose. Al publicarse los primeros signos sobrela inflación del mes de octubre,ya recibidos la sorpresa de señalar al vestido y calzado como máximo responsables de la situación que tanto preocupa a los especialistas, corroborando una vez más el señalado desconocimiento, que bien pudiera deberse a una interpretación errónea voluntaria, para desconocimiento, que bien pudiera deberse a una interpretación errónea voluntaria, para justificar intenciones sospechosas que más adelante aclararemos. En cuanto al vestido se refiere, no es un secreto que se halla en una fase continuada de ofertas que hacen imposible la veracidad de las noticias. Los precios que hoy se cotizan, son los mismos, en categorías similares, que los de hace más de dos años, máxime cuando estamos asistiendo a una competencia feroz proveniente, especialmente, de los países enmarcados en el área de influencia asiática. Desconocemos no obstante el desenvolvimiento actual en el sector del calzado, pero según datos recogidos de profesionales, no aceptan en modo alguno el exagerado monto que se aplica al controvertido producto. Referente a los agricultores, tenemos a la vista las airadas protestas planteadas por las grandes Asociaciones GOAG y UPA que no se muerden la lengua a la hora de arremeter contra las grandes superficies de distribución, denunciando los exagerados índices de beneficios que les reportan sus productos, que en algunos casos llegan a los escandalosos márgenes del 500 y 600%, convirtiendo el hecho en una fragante especulación, ya que son adquiridos a unos precios tan ridículos que hacen imposible la viabilidad de algunos. Sirva de ejemplo la cotización actual de la patata sobre el terreno y el precio que pagan los consumidores. En uno de los párrafos anteriores prometimos aclarar esa suspicacia que nos embarga, achacándola a una política equivocada, disfrazada de defensa a los consumidores, cuando la realidad confirma que tal defensa a la sociedad de consumo, es reemplazada por una abierta y descarada libertad a una especulación sin límites, cuyas ramificaciones podrán proporcionarnos más de una sorpresa. Señor ministro, sería necesario que moderara un tanto sus impulsos y abandonara la rápida imprecisión con que viene catalogando el funcionamiento de una desacertada política económica. La aparición en este país de las grandes áreas de distribución comercial, no han contribuido en modo alguno a erradicar, ni aún a suavizar esos rasgos de enfermedad crónica que padece la economía. Su irrupción en el mercado se ha hecho de forma tan irracional, que a corto plazo la panacea que se esperaba no ha hecho sino agravar la catarsis que mejorara el comportamiento. El histerismo demagogo con que se pronuncian estos grandes empresarios, al cuantificar la escandalosa cifra de empleos creados con estos esperpentos, han quedado tan minimizados por la realidad, que una sencilla demostración los deja fuera de contexto. Si como aseguran haber creado unos 200.000 empleos acogidos a esa ridícula fórmula de ocupación temporal, ¿por qué no se cuantifica la enorme erosión de ese más del millón de puestos fijos que se han ido al garete? Una vez más le pedimos medite sobre la severa intención de liberalizar totalmente los horarios, incluidos domingos y festivos a todas luces descabellada, cuando las horas semanales facilitan la total disponibilidad a efectuar las compras necesarias. Abandone la pueril idea de crear 150.000 empleos por ese ruin concepto, ya que la realidad demuestra, que lo que se vende los domingos, no se compra ni lunes, martes o miércoles, etcétera. Los trabajadores del comercio ajenos a la obligada ocupación de domingos y festivos, también tienen derecho a disfrutar de esos días con sus familias. Sería inmoral obligarles a tal despropósito. Acogiéndonos a esa genuina fórmula matemática universal, de que dos y dos son cuatro, ni las altas tecnologías ni el sofisticado Internet cambiarán el sentido del «montaje».

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