No más tempestades

El dolor y la desesperanza siguen golpeando a Galicia, que no deja de recibir muestras de solidaridad de toda España. Sigo manteniendo la argumentación de mi anterior columna: los políticos han de estar ahora a la altura del pueblo, que lo está dando todo, por encima de ideologías y de intereses. Pero todos los políticos, Gobierno y Oposición. Esta tragedia no se resuelve con marketing y promesas electorales. El Gobierno toma decisiones y como todas las tomadas en situaciones límites están sujetas al error. ¿No se merece también nuestro respaldo, compatible con la discrepancia? Cuánto catedrático en chapapote. En la tragedia colectiva, solidaridad y trabajo sin esperar recompensas. Aquí no puede haber dos ni veinte españas, sino una sola... como lo está demostrando el pueblo. Rajoy está trabajando al borde la extenuación, como otros en sus respectivos cometidos. También lo hizo en su día Solana, cuando vivió su propia soledad del mando en una situación también límite. En fin, conviene no confundir quién es el enemigo. Un cantamañanas del PSOE ha dimitido por el desafortunado comentario sobre futuros votos y su disponibilidad a «hundir otro barco». Menudo majadero. Su brutalidad es antagónica con el socialismo. Los políticos insisto en ello, han de ir por delante con su ejemplo de serenidad. Y esta adquiere su verdadero valor ético en las situaciones difíciles. Ya hay demasiadas tempestades sobre Galicia para ir sembrando más vientos. Tampoco debe caer el PP en el error de magnificar las desgraciadas declaraciones de ese político cretino, pues a nadie más que a él representaban. El socialismo nada tiene que ver con esas sucias palabras. No más tempestades. Creo, sinceramente, que Galicia y el Gobierno merecen nuestro respaldo en este suceso. Y lo creo no por convicciones políticas, sino por las meramente humanas y cívicas. Ya habrá tiempo para aprobar o para suspender gestiones. Ahora hay que construir, entre todos, una esperanza.