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Publicado por
Luis del Val
León

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Los partidos políticos trabajan sobre la tesis de que si se controla a los periodistas se controla al electorado. La base de este teorema reside en que vivimos en una sociedad mediática donde la información de lo que sucede la reciben los ciudadanos a través de los medios, ergo si controlas los medios, controlas a la opinión pública. Sobre esta ficción perdió las elecciones UCD, perdió las elecciones el PSOE, y las perderán los sucesivos partidos que gobiernen, porque la perseverancia en el error es mucho más cotidiana que el análisis rectificador. Incluso un tipo tan inteligente como Mario Conde llegó a creer que si controlaba a los periodistas y, además, poseía información confidencial sobre los personajes jerárquicamente más importantes de la sociedad, obtendría la impunidad ante cualquier acción que llevase a cabo, por muy irregular que resultase. Pero los periodistas no son de fiar. Lo sé. Me consta. Los periodistas sólo son de fiar en las dictaduras, cuando corren peligro de ser fusilados al amanecer, o antes, si hay peligro de que hablen. Pero en una democracia, con todos sus defectos, cuando algo ocurre la gente termina por enterarse. Siempre hay un semanario de pequeña circulación, o un periodista descontrolado, o cientos de ellos, porque a los periodistas hay algo que les produce mucho más pavor que quedarse sin empleo y es quedarse haciendo el ridículo por silenciar un acontecimiento del que hablan todos. Esta reacción siempre asombra a los creyentes del teorema. Ya sé que resulta descorazonador y descoloca mucho a los muñidores, pero siempre es así. No importa: el teorema sigue vigente.