Diario de León

DESDE LA CORTE

La excusa de los expertos

Publicado por
Fernando Ónega
León

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Poco a poco podemos ir construyendo una teoría de cómo los comportamientos políticos agravaron el desastre. Lo primero que ocurrió es que ningún gobernante tuvo noción de la importancia del accidente del «Prestige». ¿Por ignorancia? ¿Por falta de interés? ¿Por lejanía de Galicia? He hablado con ministros en privado. Y todos coinciden en que ésos eran los informes técnicos, tanto nacionales como extranjeros. «Rajoy, por ejemplo, me dijo uno, nunca dijo una sola palabra que no le hubieran dicho a él los expertos». Estaría dispuesto a creer esta versión, primero, si valiese para algo. Y, segundo, si las autoridades hubieran exigido dimisiones o responsabilidades de algún tipo. Mientras no vea nada de eso, la responsabilidad política es del gobierno. Por acción o por omisión, me da igual. Por tener unos asesores cuya ineptitud es clamorosa o por no detectar su incapacidad, también me da igual. Pero es evidente que, si a un ministro le deben exigir responsabilidades por haber nombrado director general a un chorizo, hay que exigirlas mucho más en algo que causó una catástrofe. Y no se enfaden los señores Aznar, Fraga o Rajoy por escribir esto. No es una deslealtad ni una falta de patriotismo. Es cumplir con una regla mínima de los deberes políticos. Quiero decir con ello que no es válida esa explicación de que los periódicos de Madrid tampoco valoraron debidamente la situación, explicación que ha dado todo un vicepresidente del Gobierno. Si los periódicos no estuvieron a la altura debida, los lectores les pasarán su factura en el quiosco. Pero ampararse en el desconocimiento general para justificar la ineficacia es un recurso muy pobre. No se puede tener a la prensa como disculpa y, al mismo tiempo, acusarla de estar jugando el papel de la oposición. Y, desde luego, nadie va a aceptar que hubo una especie de confabulación de expertos que engañaron al gobierno. Tomaduras de pelo, no.

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