Diario de León
Publicado por
Rafael Rubio
León

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La Unión Europea está a punto de aprobar una Directiva, a la que ya han dado el visto bueno los ministros de Economía y Finanzas de la UE, que trata de establecer un mayor control sobre las recomendaciones que se dan en los medios de comunicación sobre determinados valores bursátiles o productos financieros. La Directiva obligará a quienes hagan esas recomendaciones a que hagan públicos sus posibles intereses con dichas recomendaciones. Y esto afectará tanto a los analistas como a los periodistas. La medida intenta proteger a los pequeños ahorradores e inversores que otorgan una gran credibilidad a todo lo que está impreso en los medios de comunicación y desconocen los entresijos de intereses que en alguna ocasión pueden existir detrás de algunas recomendaciones. Sin embargo, la medida ha puesto más nerviosos a los periodistas que a los analistas hasta el punto que, algunos parlamentarios y el Consejo de Editores Europeos, han ejercido en los últimos tiempos una gran presión para conseguir que la nueva norma no afectara a la prensa. El argumento es que la directiva podría afectar a la libertad de expresión y de prensa, un argumento respetable, pero con el que la profesión periodística ha pretendido históricamente evitar algunos compromisos con la sociedad. Es verdad que a partir de la Directiva europea se puede llegar a una compleja casuística en la que puede aparecer confuso el papel del periodista, pero lo importante es exigir veracidad y ausencia de intereses personales o empresariales en las informaciones que incluyen recomendaciones sobre valores o productos financieros. El lector de cada diario o semanario y la sociedad en general tienen que tener claro que existen unas normas semejantes para analistas y periodistas cuando un periódico hace sus recomendaciones. Porque, a veces, el analista hace de periodista y el periodista hace de analista sin que esté muy clara la línea que separa a los dos.

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