Dimisiones
Ha durado poco en su nuevo cargo Kissinger, según algunas confusas informaciones, pero lo que es más lamentable es que durara tanto en sus cargos anteriores. Es uno de los recompensados con el olivo sereno de la paz con más muertes en su haber. Nadie olvida su gestión en Chile, aunque haya olvidado otras, igualmente eficaces. Hay gente a quien quema la historia y su combustión desprende un hedor especial. Eso de dimitir no es fácil: tienen que hacerlo un cuarto de hora antes de que les echen. Los políticos, en general, sólo lo hacen cuando les huele el culo a pólvora y su renuncia se transforma en clarividencia. Antes de que les inviten a abandonar el puesto se anticipan a la jugada, mala jugada según ellos, y lo dejan vacío. Siempre queda mejor irse que ser expulsado con cajas destempladas, aunque sean Caja Sur. Ahí tienen el caso del potentado sacerdote Castillejo, que pasó del monte Calvario al Monte de Piedad. El valiente y decente obispo de Córdoba, cuya vida guarde Dios muchos años, ha sido muy explícito: no entiende como un seguidor de Jesús de Nazaret tenga como finalidad última ser millonario en euros. Tampoco lo entienden muchos católicos aún no alejados del cristianismo, pero el artífice de Cajaiglesia, también llamada Iglesiasur, no dimite y se ha planteado presentar una demanda por la vía eclesiástica en el Vaticano para que su obispo se retracte de todas las verdades que ha dicho. En este tipo de litigios siempre gana el dinero, que nunca dimite. El que sí ha dimitido es el arzobispo de Boston, que ha pedido perdón por encubrir al extenso linaje de curas pederastas. Un cacho de hipócrita, el cardenal Bernard Law. Mandaba a los cachorros a otras diócesis para evitar el escándalo y que le siguieran metiendo mano a otros misacantanos adolescentes. No le importaba pagar cuantiosas indemnizaciones para comprar silencios. Su Santidad el Papa ha admitido su dimisión. Pobre Papa Juan Pablo II. Le están dando unos disgustos enormes al final de su heroica vida, cuando ya está medio dormido en el Señor.