PSOE: solución o problema

Hace unos días Iván García del Blanco, Secretario General de las Juventudes Socialistas, escribía un artículo en esta misma sección. Contestaba -tengo que reconocer que con bastante más claridad que en la anterior ocasión- a un artículo mío publicado el 14 de septiembre también en esta Tribuna. El artículo es decepcionante y desesperanzador. Dice usted textualmente... «el Estatuto es una Ley Orgánica que necesita la mayoría absoluta de los votos del Congreso de los Diputados para su modificación, asunto extremadamente difícil ya de por sí, siéndolo aún más debido al problema vasco, por el que cualquier debate sobre modificaciones territoriales, sean del tipo que sean, es un avispero». El Congreso de los Diputados está para cumplir y hacer cumplir la ley y con León no se cumple. León, que fue el principal reino cristiano peninsular en la Edad Media, fue constituída como Región el 30 de noviembre de 1833, en la nueva división administrativa efectuada por el señor Javier de Burgos. No hay la menor sombra de duda de que León ha sido, hasta 1983, una región española histórica entre las más históricas. Y, si le queda alguna duda, mire el Escudo de España, verá en primer lugar un león. Este león es un símbolo de la formación de España, no un trofeo de conquista. En cuanto al problema vasco que usted cita, ¿Qué tiene que ver con León? Aquí no se pide soberanía ni modificación territorial alguna, se pide autonomía para la Región Leonesa. Se pide que los leoneses tengamos los mismos derechos que el resto de los españoles. Problema podría ser haber formado las autonomías uniprovinciales de Cantabria y La Rioja, partes esenciales de Castilla, vecinas de las Vascongadas y posibles piezas apetecibles de absorción por parte de estos en el futuro. Lo menos que se puede pedir en una democracia es una consulta popular para ver si los leoneses queremos ser los dueños de nuestras propias decisiones dentro del Estado de las Autonomías. No se trata de pedir favores ni privilegios sino los derechos que los artículos 2º y 143º de la Constitución nos otorgan En ningún momento he escrito ni dicho «sociatas facinerosos» ni lo diré. Conozco, dentro de lo que cabe, al PSOE y reconozco que tiene las mejores bases de todos los partidos políticos españoles. Son demócratas y fieles a su partido como nadie. Pero no puedo entender a sus dirigentes. No les importaba al principio de los años 80, conceder la autodeterminación al País Vasco, -esto es completamente cierto, se lo oí decir personalmente a varios secretarios comarcales socialistas, incluído al señor Chiqui Benegas- y negar al País Leonés el pan y la sal, es decir, que tengamos los mismos derechos autonómicos que los gallegos, los asturianos o los murcianos, por ejemplo. Son los dirigentes, los de antes y los de ahora los que no están a la altura de las circunstancias, pues si antes no hicieron nada por evitar la tremenda injusticia que se hizo a León, ahora apoyan con sus votos el sometimiento y vejación de esta tierra, como si de una simple colonia se tratara, al caciquismo vallisoletano. Y así seguimos. Si tan seguro está de los planes de su partido, le recomiendo señor Iván García que salga a la calle y pregunte a la gente si está satisfecha con la inclusión de León en la Autonomía de Castilla. Intente convencerles de que es bueno que sea así y de que debemos seguir así, que tenemos mucho futuro, de que al fin Valladolid nos va a ayudar en todo, que no nos van a quitar el agua de Riaño, que nuestros hijos y nietos ya no necesitarán emigrar en busca de trabajo, etcétera. Salga a la calle y hable con la gente, verá qué caras de satisfacción va a encontrar, dígales que el Partido Socialista tiene unos planes fantásticos para que León crezca, se desa-rrolle al lado de Valladolid. Verá que la gente quedará fascinada e ilusionada con esos planes. Por si acaso, le aconsejo que, aunque usted es joven, lleve unos zapatos ligeros por si tiene que salir corriendo. La realidad es que hoy, después de veinte años perteneciendo a la autonomía de Castilla, un joven nacido en la provincia de León no tiene las mismas oportunidades que si hubiera nacido en la Provincia de Valladolid o en cualquiera otra autonomía como Cataluña, La Rioja, o Valencia, pues las diferencias de desarrollo son enormes y desgraciadamente esas diferencias seguirán aumentando Si hacemos un examen superficial del Estado de la Autono-mías comprobamos que aquí ni existe solidaridad ni existe vertebración alguna, eso lo ve cualquiera. Si hacemos un examen más profundo y riguroso, veremos que la entrada y permanencia de León en la autonomía actual es una auténtica aberración y una clamorosa injusticia. Señor Iván García, después de leer su Tribuna, no tengo más remedio que decirle que el Partido Socialista en lugar de ser una solución es parte del problema de esta tierra. El Partido Socialista debe cambiar su mentalidad, debe ser consecuente con su historia, debe ser más democrático y social, cualidades de las que presume y tal vez con razón. Aquí, en León ni es demócrata ni social. No admite la consulta popular que otorgue a esta tierra los derechos autonómicos que le corresponden ni hicieron nada en sus largos años de gobierno para que así fuera, ni lo proponen ahora en la oposición. Al contrario, votan con el Partido Popular para que todo siga igual. Y lo peor está por llegar; si ahora, cuando están llegando fondos europeos en gran cantidad, no se está haciendo casi nada ¿qué se hará a partir de 2006, cuando, debido a la ampliación de la Unión Europea, dejen de llegar esos fondos? Nos quedará el consuelo de unas autovías en forma de corredores para que nuestros hijos o nietos puedan emigrar más rapidamente.