Diario de León

EN EL FILO

El enojo de las Rías Bajas

Publicado por
Federico Abascal
León

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O la génesis de la catástrofe del «Prestige» se estudia y analiza en una comisión parlamentaria o las explicaciones fraccionadas del Gobierno seguirán produciendo en el Congreso estériles rifirrafes dialécticos. Ayer se acusó nuevamente al vicepresidente Rajoy de mentir, aireando el portavoz socialista Caldera un documento de la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima que, en apariencia, negaba la afirmación de que el Gobierno había sido quien ordenó el cambio de rumbo que alejase hacia alta mar al busque siniestrado, como aseguraba Rajoy. Rajoy, sin embargo, adujo con serena frialdad que el documento exhibido por Caldera debía interpretarse a la luz de lo sucedido en el «Prestige» durante toda la madrugada del día 15, cuando el capitán se negó a alejar el barco de la costa, y la Marina Mercante tuvo que conminarle. Contempladas desde la nueva oleada de desesperación marinera a lo largo de las Rías Bajas, las escaramuzas de ayer en el Congreso parecen fuegos de artificio. Porque la noticia del día no era si Rajoy había o no mentido, si la iracundia parlamentaria de Aznar refleja posesión de la verdad o carencia de razones, ni si la limpieza del litoral gallego va a costar mucho más o algo menos de cinco mil millones de euros; la noticia era que las cofradías de O Grove, de Cangas, de La Puebla del Caramiñal, de Bayona... estuvieron acariciando toda la mañana, mientras el temporal inmovilizaba los barcos en puerto, la idea de iniciar una huelga de hambre, para que las autoridades comprendieran al fin la insuficiencia de medios con que los armadores y marineros luchan contra el fuel. Se sienten todos ellos, mariscadores incluidos, abandonados a su suerte. La etiología de la catástrofe del «Prestige» es a estas alturas, y mientras el presente y el futuro sigan acongojando a todo el litoral gallego, cuestión más bien irrelevante. Cuando unos hombres hechos y derechos, pues nadie ignora que la mar fabrica seres humanos de excepción, piensan en una huelga de hambre como su último macroargumento frente a las autoridades, mal asunto. Desde cualquier despacho de Santiago o de Madrid podrían tal vez esgrimirse argumentos sobre la cantidad de medios que se han enviado al litoral de las Rías Baixas, pero ayer la cansada desesperación de la gente del mar, desde Bayona a O Grove, reflejaba profundos sentimientos de soledad e impotencia. El propio príncipe de Asturias ha percibido la realidad. Y el próximo sábado irán a Galicia los tres vicepresidentes del PP, Rajoy, Rato y Mayor Oreja, para apoyar a su partido. La desesperación, sin embargo, está en el litoral.

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