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Publicado por
María Jesús Muñiz
León

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En el portal de Belén hay estrellas, sol y luna... y una ruina pa morirse. Ante la duda de la propia capacidad para repartir felicidad, como propugnan las fechas, nos empeñamos -en sentido literal y figurado- en repartir regalos, para felicidad del sector comercial e industrial. Ande, ande, ande, la marimorena, ande, ande, ande que es la tarjeta buena. Los medios se esfuerzan en hacernos la tarea más fácil, y apretujan en sus páginas cientos de objetos pensados para los demás -los anunciantes, las marcas, los grandes almacenes, ...-. Así, por ejemplo, para su mamá de usted he encontrado en una revista un regalo ideal, propio de las tareas de su sexo pero con un toque de distinción que hará que las vecinas no duden de que tiene a los niños bien colocados y educados muy en las cosas de hacerse valer: una «bolsa de la compra de loneta con logotipo de Carolina Herrera» (sic). Por 230 euros no prive a su mamá de cargar como una mula, pero con estilo. Para su santo o su santa un diamante. No para siempre, como rezaban antiguos compromisos, sino hasta el día de la madre o, caso de que no sea usted persona de posibles, hasta el año que viene por estas fechas. Claro que las revistas piensan en presupuestos de todas las medidas. Por eso, si su extra es un asco o tiene necesidades que subsanar con ella, ofrecen «detallitos» para pasar el trago. Hay, por ejemplo, una taza de café monísima a 88 euros -una, no la docena, pero con plato-; o un sacapuntas de diseño a 17 euros para su sobrino que le convertirá en el centro de la fiesta -ganará usted todos los títulos de husmia, saco de arañones, hermano mayor de la cofradía de la Virgen del Puño...-. Yo hace tiempo que tomé un villancico como himno para estas fechas: «En la puerta de mi casa/voy a poner un petardo/pa reirme del que venga/a pedir el aguinaldo/pues si voy a dar a todo/el que pide en Nochebuena/yo sí que voy a tener/que pedir de puerta en puerta». Ande, ande, ande, ... que está la cosa buena.