Daños financieros

QUIENES confiaron en que podrían vivir de los intereses de su dinero hace ya algo más de tres años que se vieron forzados a echar mano del principal para ir tirando, ya que la retribución de sus ahorros lleva ese mismo tiempo sin compensar siquiera el deterioro del valor real de lo atesorado. Hubo quienes prefirieron correr riesgos... Y ¡vaya si los corrieron! Les fue todavía peor: en la mayoría de los casos se perdió hasta la camisa. Pero no sólo han sido los particulares los perjudicados por los tipos de interés bajos, sino que estos también han provocado la insolvencia de alguna mutualidad y de alguna aseguradora así como la caída de beneficios de la mayor parte de las instituciones financieras. Incluso la situación económica general de nuestro país se ha visto negativamente afectada por la rebaja del BCE, como reconoció en su día el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía. Otro capítulo de damnificados está integrado por quienes metieron su dinero en planes de pensiones: si se trataba de planes variables o mixtos la bolsa fue la encargada de darles el disgusto; para los más conservadores fueron los tipos bajos... Naturalmente, las gestoras de fondos, en las actuales circunstancias, también encontrarán dificultades para atraer el ahorro con regalitos. Los mayores perjuicios derivados de la disfunción entre tipos de interés bajos e inflación alta los sufren los asalariados, sobre quienes se pretende hacer caer el peso de la lucha contra la subida de precios a base de recortar sus emolumentos. Incluso los empleados públicos, a quienes se les han ofrecido mejoras aparentes, continuarán perdiendo capacidad adquisitiva.