Apropiación indebida
Alos ladrones de guante blanco, cuando la justicia les echa el guante nunca consigue que restituyan lo robado. De ahí que sea un buen negocio pasarse una temporada en la cárcel y disponerse a disfrutar del botín a la salida. Manuel Prado y Colón de Carvajal, el de la mano larga, ha sido condenado a dos años de cárcel y a una indemnización de doce millones de euros por apropiación indebida. En el caso de los golfos de levita se utiliza siempre un lenguaje eufemístico. Se habla de apropiación indebida por no decir latrocinio, que es más corto. Un día leeremos que a algún rico que quería serlo en más alto grado le condenaron «por cambiar las cosas de sitio». El caso es rehuir el vocablo adecuado. A la ruina se le llama «desaceleración económica» y a las prostitutas «asistentes sexuales». Llamar a las cosas por su nombre está mal visto. Manuel Prado etcétera, etcétera, que según los tribunales no puede ser considerado como mero partícipe a título lucrativo, metió en su cuenta personal de Suiza 1.900 millones de pesetas de fondos de KIO. Los transfirió su compinche Javier de la Rosa, que ha sido condenado a cinco años y medio. La avaricia sin límites es de las cosas menos explicables de la naturaleza humana. Hay gente que no ha pensado jamás que se tiene que morir. El señor Prado, que tenía muy buenas amistades, es más amigo de lo ajeno. Tiene pendientes los juicios de Grand Tibidabo y Pincinco-Torras. ¿Cómo sería España si los millonarios robasen menos? Quizá no habría necesidad de buscar artimañas para disminuir el subsidio de desempleo o cargarse definitivamente el PER. Nunca lo sabremos. Lo que no puede ignorar nadie ya -entre otros Roldán «El Relojero»- es que resulta muy ventajoso cambiar unos miles de millones por una estancia en la cárcel. Es un buen trato. Sobre todo si dentro de prisión se guarda un buen comportamiento y si el dinero de fuera está bien guardado. ¿En qué profesión se puede ganar esas cantidades de dinero en dos años o en cinco? O se es Ronaldo o se es uno de estos distinguidos caballeros.