Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

Campaña delirante

Publicado por
J.F. Pérez Chencho
León

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En vísperas de los Santos Inocentes, la realidad nos vuelve a poner los pelos de punta: la cuarta marea negra nada a vómito partido acercándose a Galicia y a la costa cantábrica. Fue tan sólo una tregua para permitirles celebrar la Nochebuena y la Navidad. Según el pronóstico metereológico, los vientos cambiarán hoy de orientación y pueden agrandar la tragedia, emponzoñando de nuevo a Galicia. La mar está brava como una yegua líquida y no hay quien la dome. Olas de hasta siete metros impidieron ayer los trabajos de superficie, mientras en el abismo en el que se acunó el Prestige, a 3.600 metros de profundidad, el batiscafo Nautile detectó que la bomba de relojería no ha detenido su cronómetro de desolación. El buque sufre seis nuevas grietas por las que escapan unas 150 toneladas de fuel diarias. Se teme lo peor, en tanto que desde el poder se continúa poniendo sordina al desastre. El cónclave supremo popular, en su reunión de ayer, al que asistió el patrón Manuel Fraga, abordó el tema. No me constan las medidas adoptadas, ni las previsiones. Sólo la síntesis de Javier Arenas Bocanegra, reeditando en la tele la letanía de deslealtad, antipatriotismo e irresponsabilidad de la oposición. Delirante. Anuncian, además, una campaña desaforada para embadurnar de chapapote a los socialistas y aclarar hasta la blancura absoluta al partido conservador y al Gobierno. O sea: la responsabilidad, según el máximo órgano directivo del PP, es de la oposición. Fue Pepiño Blanco quien alejó al Prestige y se entregó al esquí en el Pirineo; Caldera transmitió las órdenes al capitán del buque; Zapatero el que rechazó la magnitud de la tragedia y sembró el alarmismo; Cristina Narbona , acompañada de Borrell, la que descansaba en Doñana, y quizá, Felipe González el que cazaba en Aranjuez, el que lo negó en el parlamento gallego alegando patrañas opositoras, y perdió todos los papeles. El que está siempre al pie del cañón es Fraga. ¿Desde cuándo es la oposición, y no el Gobierno, el que ha de rendir cuentas a los ciudadanos? Delirante, sí. La campaña no admite la comprensión ni de los bobos. El ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, missing del desastre, no ha tenido empacho en afirmar en el Congreso: «Sólo son dos playas gallegas las totalmente afectadas». O la declaración de Federico Trillo, ministro de Defensa, a la Cope, emisora amiga y espiscopal: «No hay playas manchadas de chapapote. Están esplendorosas. No es el apocalipsis que nos han descrito». Si todo está limpio como la patena, ¿qué pintan en Galicia miles de soldados? ¿Y los voluntarios, ese ejemplo magnífico?. Su Majestad el Rey, en el mensaje navideño, pidió unidad de todos «para poner fin cuanto antes a esta calamidad» ecológica. Toda la oposición, ya hace semanas, pidió una reunión a Aznar para afrontar en común el desastre. La respuesta fue el silencio. Aznar tiene fe ciega, lo mismo que aquel aspirante leonés a corregidor, en que «Solos podemos». Y así les va: al ex-corregidor y al presidente.

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