Pasar página

La catástrofe del Prestige empieza ceder en la prensa a otros asuntos el honor de las primeras páginas, una vez que el PP y el mismo presidente Aznar han decidido que el responsable de los efectos más perniciosos del desastre ecológico es el PSOE. Y Fraga, revitalizado por el apoyo que el jueves pasado le ofreció la alta dirección popular, insistía ayer en la deslealtad de la oposición socialista. Trae así a la rabiosa actualidad informativa, como en otras ocasiones preelectorales, el cumplimiento íntegro de las penas por los terroristas condenados, lo que ya está plasmado en las leyes, aunque sometida su aplicación al criterio de los jueces o a su voluntad interpretativa. Ahora se trata, según el anteproyecto que muy probablemente bendiga el primer Consejo de Ministros del 2003, de que los terroristas no salgan de la cárcel cuando aún esté vivo el dolor de sus víctimas y persista la indignación social. Es bueno obviamente que los asesinos etarras, unas vez capturados y juzgados, no gocen de la libertad prematura que proporcionan los beneficios penitenciarios a que se acogen, y que el espíritu del legislador y la misma Constitución de 1978 habrían contemplado para delincuentes recuperables. Y es bueno que el cumplimiento íntegro de las penas se extienda a los corruptos que han sustraído fondos públicos, enriqueciéndose con ellos delictivamente, mientras no los devuelvan. Las imágenes del tristemente célebre Roldán disfrutando de libertad fraccionada, mientras espera de un momento a otro que se le conceda el tercer grado, no produce alarma pero sí irritación social, por los huecos que ofrece la ley para que salgan de la cárcel esos paradigmas de la desvergüenza. Buen asunto para desplazar al Prestige, que sigue agrietándose a un ritmo más vivo del que se estaría reconociendo oficialmente. El problema, sin embargo, es el pacto antiterrorista sellado entre los populares y los socialistas en La Moncloa, ante la figura complaciente de José María Aznar, pues a la luz de ese acuerdo no debiera el ministro de Justicia haber anunciado el anteproyecto antes de haberlo consensuado con los socialistas. El PSOE, sin embargo, se siente obligado a no prorrumpir en excesivas lamentaciones, por lógicas que parezcan, para que los populares no le culpen de flaqueza ante el terrorismo, como vienen haciendo siempre que algún socialista vasco aconseja no cortar todos los hilos de comunicación con el PNV. La próxima semana dialogará el ministro del ramo con todos los grupos parlamentarios sobre el anteproyecto, en la esperanza de obtener una generalizada aquiescencia. El Partido Socialista digerirá el menosprecio recibido.