Lo malo se contagia: Urkullu contra Madrid
Esto parece otra pandemia. En este caso el foco lo han localizado en Madrid. Algo debe tener Madrid, cuando provoca esa atención en el resto de comunidades. Algo bueno, por supuesto. Pero esa bonomía, cómo no, provoca a su vez envidia. Envidia de la mala. Se actúa como el perro del hortelano. Y, aunque suene a tópico, hay que decir que eso es lo que tenemos. A ver si alguna vez despertamos y plantamos cara. El ejemplo que esta dando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, claro que está produciendo sus frutos. Y los veremos a no tardar.
El caradura y lehendakari Urkullu, ha echado las patas por alto y se ha tirado a la piscina. Así son los vascos. A Rolex o a setas. Ahora, se enfrenta a la Comunidad de Madrid argumentando que quiere ser tratado de igual forma y que obtenga los beneficios y prebendas que tiene Madrid.
Pero, vamos a ver, lehendakari, tiene usted unos privilegios, como comunidad que son la envidia del resto de comunidades. Manejan ustedes el cupo y todas esas cosas, desde tiempos inmemoriales, o sea, desde el régimen de Franco, ¡quién lo diría! y todavía quieren ustedes más y más.
Desgraciadamente, el aún bajo nivel cultural de nuestros compatriotas, incluyendo a ustedes, los vascos, hace que la inmensa mayoría de los ciudadanos no conozca en profundidad sus privilegios como comunidad, dentro de nuestro país, España. Tienen ustedes más que un privilegio, un bienestar envidiable por los demás pero su ambición política y su pensamiento separatista, hace que no desmayen en pedir y pedir y pedir.
Se ha encontrado usted, qué suerte han tenido, con un presidente del Gobierno de España que solo vive y por tanto se desvive por mantenerse en el poder, y con sus mentiras, lograr, por ahora, no salir de la Moncloa. Eso no podría hacerlo el presidente sin la colaboración de políticos como usted y otros de su misma cuerda o peores. Ustedes ceden ante el presidente si el presidente les va concediendo prebendas que, por el camino normal, nunca conseguirían. Pero eso no es eterno. Eso tiene un fin que, permítame decirle, cada vez está mas cercano.
Se enfrenta a la Comunidad de Madrid argumentando que quiere ser tratado de igual forma
Y, en medio de esta situación, va usted, y con esa alegría que le caracteriza, se suelta el pelo y obedeciendo, o no, al presidente del Gobierno, lanza su artillería sobre Madrid, y, por supuesto, sobre su presidenta, Sra Ayuso. ¿Se ha parado usted a pensar el por qué de la admiración que causa la Sra. Ayuso entre los ciudadanos de la Comunidad de Madrid y no solamente los de su comunidad? ¿Se le ha ocurrido a usted pensar que quizá, solo quizá, todo obedezca a que esta Sra, satisface con sus decisiones del bien de sus gobernados? Haga un esfuerzo, hombre y verá cómo no todo es pedir y pedir y pedir, como hace su comunidad, sin acordarse de los demás.
Todo ese esfuerzo empleado en querer conseguir ventajas, siempre a cambio de ceder su aprobación para los intereses de Pedro I el mentiroso, ¿por qué no los emplea usted en dar explicación a las víctimas del terrorismo de los inexplicados crímenes de ETA?
Eso parece que le interesa menos, ¿verdad? Pues ese sería un camino adecuado para que las cosas allí, en su tierra, estuvieran más cerca de lo normal que de una situación que por vergüenza o cobardía, la gente se lo traga y aquí paz y después gloria.
Son ustedes, los políticos, verdaderamente insaciables. Su ambición supera todos los límites imaginables. Algo tiene el poder que les hipnotiza a todos ustedes y no actúan más que sobre lo que les interesa. Una verdadera pena pero una verdadera realidad.
Y a pesar de ese comportamiento que le exige a usted una ocupación enorme, dígame; ¿duerme usted bien? ¡Qué suerte!