Los orígenes de Halloween y su significado en nuestros días
Si bien Halloween se ha visto como una festividad secular durante muchos años proveniente de Estados Unidos, sus raíces más profundas están en muchas culturas europeas precristianas y en la tradición católica. Debido a este legado mixto, muchas tradiciones religiosas: cristianas, judías y musulmanas entre otras, se hacen habitualmente preguntas sobre si la festividad de Halloween es conforme a los principios de su fe. A este respecto, los católicos no son monolíticos cuando se trata de sus opiniones sobre el tema; muchos aceptan el día como una tradición secular inofensiva, mientras que otros se abstienen de las casas embrujadas y los disfraces espeluznantes. Algunas objeciones a la celebración son históricas, pero otras se relacionan con las costumbres contemporáneas consumistas que restan valor a su significado original.
La mayoría de los estudios remontan las raíces precristianas de Halloween al festival celta de la cosecha conocido como Samhain, que tradicionalmente celebraban del último día de octubre al primero de noviembre. Se creía que Samhain era la época del año en que los espíritus sobrenaturales podían ser visibles y estar en contacto con las personas en la tierra. Ciertas tradiciones contemporáneas de Halloween, como el tallado de calabazas o el regalo de golosinas a los niños, pueden remontar sus orígenes hasta las prácticas celtas. El corte de calabazas, imitando cabezas humanas, se tallaba originalmente en nabos o patatas en Irlanda y Escocia y se creía que evitaban que los espíritus malignos entraran en el hogar. Algunos estudiosos creen que la tradición del regalo de golosinas a niños también tiene su origen en un ritual celta donde las personas se vestían como fantasmas y demonios y bailaban alrededor de una hoguera, recibiendo toda clase de presentes para apaciguar a los malos espíritus.
Pero Halloween también encuentra una larga herencia en la tradición cristiana del Día de Todos los Santos. Algunos sugieren que la Iglesia Católica quería atraer a los no católicos a la iglesia mediante la adopción de algunas de sus tradiciones anteriores. La última teoría tiene cierto sentido para Irlanda, que es rica en santuarios religiosos que tienen orígenes druídicos y precristianos, incluidos pozos sagrados, montañas sagradas y los lugares concretos donde se encuentran lo sobrenatural y lo profano. El «Halloween» en la tradición cristiana sería una vigilia antes del Día de Todos los Santos para recordar a los que se han ido. Esta celebración es en sí mismo la inspiración para gran parte de la sensación fantasmal alrededor del 31 de octubre. El enfoque más amplio del calendario litúrgico en esta época del año es el fin de los tiempos y la muerte.
La mayoría de los estudios remontan las raíces precristianas de Halloween al festival celta de la cosecha
Halloween fue censurado después de la Reforma protestante en toda Europa. Las olas de sentimiento anticatólico a menudo llevaron a la supresión de las festividades que carecían de raíces puramente bíblicas o que estaban asociadas con rituales precristianos. En la Inglaterra posterior a la Reforma, se suprimió la celebración tanto de Halloween como de Navidad; incluso se prohibieron los villancicos navideños y otras costumbres relacionadas esta fiesta. Pasaron siglos antes de que se retomaran algunas tradiciones. Por supuesto, hoy la secularización y comercialización de Halloween han desvirtuado tanto el sentido precristiano como la festividad cristiana de estas fechas. Ante tantas cosas que nos ofrece nuestra sociedad de consumo, que no tienen nada que ver con sus orígenes religiosos, el sentimiento original de Halloween queda en un segundo plano.
En respuesta a la pérdida de su significado religioso, algunas parroquias y otras comunidades religiosas hacen que los niños se disfracen de santos para el Día de Todos los Santos, combinando las divertidas tradiciones de disfraces de Halloween con un claro recuerdo de lo que fue la fiesta religiosa cristiana. Este año postpandémico, las familias, los niños y jóvenes están intentando recuperar el tiempo perdido de los años de pandemia y se están entregando a un frenesí de consumo de disfraces y de festividades que no tienen ninguna relación con sus orígenes ni paganos ni cristianos. En lugar de centrarse en las fuerzas ocultas o demoníacas que se han convertido en símbolos generalizados de Halloween, en muchas celebraciones Halloween es simplemente una oportunidad para la celebración y el festejo consumista de todo tipo. Incluso el miedo y el disfraz pueden brindar una oportunidad para romper las normas sociales de convivencia, con los peligros que, como estamos viendo, pueden venir asociados a ese desorden, convirtiendo esta fiesta en un carnaval más.