Nadia Calviño, piel de cordero
¿Quién no ha conocido en su juventud o en su madurez, qué más da, la expresión «es un lobo con piel de cordero»? Se quería expresar, que alguien que venía con buena carita, podía esconder en su interior, todo lo contrario, ser un malvado o malvada.
Pues bien, estudiando el acontecer de lo que pasa con nuestro Gobierno, no puedo evitar unir esa expresión de la piel de cordero que esconde al lobo detrás, unir eso, digo, con la actitud de la ministra Calviño. También se solía decir «mosquita muerta, pero, ya, ya».
Para mí, resultan inevitable esas comparaciones. ¿Por qué para mí y no para los demás? Vaya usted a saber.
Es absolutamente vergonzoso el episodio vivido días atrás, y ya consumado, del nombramiento del marido de la señora ministra como coordinador bla, bla, bla, de algunas labores del Patrimonio. ¿Coincide que esos personajes que consiguen esas gangas, son gente preparada? De ninguna manera en el caso que nos ocupa, ese puesto, con un salario de alrededor de los 100.000 euros, se ha conseguido por que, la presidenta del Patrimonio, había sido la mano derecha de la señora Calviño y claro, yo te doy y tu me das.
Y, por eso digo que ves a la señora Calviño y parece que no ha roto un plato en su vida, con su pielecita de cordero sobre su cuerpo. Lo digo alto y claro,¡qué poca vergüenza! Esa es la opinión de la mayoría de españoles que conoce este tipo de trapicheos. ¿Pero, dónde estamos? ¿quién nos está gobernando?
El ciudadano, en general, ¿es consciente de lo que hace, las trampas y mentiras de la gente del Gobierno? Estamos teniendo la sangre tan fría como ya dijo una persona relacionada con víctimas del terrorismo, hace ya unos años, que nos iba a pasar. Y así está siendo. Es como si lo hubiera dicho ayer por la tarde.
Es muy difícil encontrar un equipo de Gobierno que parezcan un grupo de amigos y toman decisiones a todas luces sin estar bien pensado en cómo serán los resultados. Cuando aciertan es por casualidad.
Y así, comprenderá usted que es un Gobierno que no se sustente. Se está llegando al final y ellos, los amigos que forman parte del Gobierno, lo saben perfectamente. Saben que su final está mucho más cercano de lo que ellos mismos piensan pero resisten porque saben lo que valen sus puestos de trabajo. ¿Dónde irían si no?
Estoy escribiendo este artículo cuando el Sr. Núñez Feijóo, ha hecho unas declaraciones en una entrevista publicada en el diario El Mundo (11/12/22) donde dice las cosas muy claramente. Es la primera vez que el jefe de la oposición, pide de forma expresa y sin ambages, adelanto de elecciones generales, ya. Y cuando dice ya, quiere decir en los próximos dos, tres, meses. En todo caso antes de las previstas elecciones municipales y autonómicas de mayo. Claro está que esto es lo que pide la oposición. Es de esperar que el Gobierno por boca de su presidente nos deleite con una respuesta, negativa por supuesto, amparada en argumentos traídos de donde usted quiera imaginar.
A este hombre, al presidente que miente, le da lo mismo lo que le pidan y menos quién se lo pida. Él tiene un plan que quiere cumplir porque sabe que, de no hacerlo, no hay Moncloa que valga. Y eso es sagrado.
Pero las declaraciones de Núñez Feijóo tienen mucho valor. De momento ha expresado una opinión que seguro coincide con la gran mayoría de los ciudadanos. Y ha hecho esa declaración, sin gritar, sin insultar, con un lenguaje corporal adecuado y en un momento, más que correcto.
El país nuestro, España, está viviendo situaciones cada semana que dejan perplejos a los ciudadanos que quieren una España justa y demócrata. Lo que está haciendo Pedro Sánchez con España nos lleva a las antípodas de dónde debemos estar.
Bien es cierto que esto la hace Sánchez porque se ha enroscado con Bildu, ERC, con UP, etc, etc, etc. Sánchez sin estos individuos no es nada de nada y eso lo saben ellos y lo sabe él.
El ciudadano, que siempre cuando se acercan las fiestas Navideñas, suele estar de mejor humor, está haciendo un esfuerzo, precisamente este año para sobrellevar las fiestas. Carestía de la cesta de la compra, la electricidad, ni te cuento, el gas intratable, el puesto de trabajo del marido de la señora Calviño, no hay por donde cogerlo, a ella tampoco. ¿hasta donde vamos a llegar?
A este ritmo más vale tener una pielecita de cordero a ver qué se puede hacer. Una vergüenza, amigos. A ver si la petición de Feijóo tiene eco y comienza el cambio. Tenemos una ventaja. En Navidades se consume mucho cordero.