Demasiada euforia con las Letras del Tesoro
Cuando vemos colas de personas delante de los bancos, es señal inequívoca de que algo falla en el sistema financiero de un país. Volviendo la vista atrás, recordamos las colas en los bancos de nuestro país a finales de 2008, cuando estalló la crisis financiera y los bancos empezaron a quebrar rápidamente, sin que nadie pudiese saber quienes iban a permanecer en pie.
Aquellas colas de clientes que iban a buscar su dinero, ante el temor de que el banco quebrase, era un síntoma de aguda desconfianza en el mercado financiero y su solvencia, lo que hubiese supuesto una estocada de muerte, si no se hubiese controlado y las personas dejasen de hacer cola.
Lo primero que hay que saber del mundo financiero, es que no existen billetes suficientes para que ningún banco pueda devolver lo que tiene contabilizado como depósitos, porque ese dinero no está guardado, esperando a que vuelvan a buscarlo. Los bancos lo ponen a circular, bien sea con créditos y préstamos a terceros, que es el negocio tradicional, o con otro tipo de destinos, que puedan generarle negocio al banco.
Si hablamos del mercado de capitales, si todos los inversores pidiesen al mismo tiempo vender todas sus acciones o bonos de las empresas o Estados, estos también quebrarían, por la caída de la valoración de los precios y por las exigencias de una devolución de capital inmediata, que no podrían hacer efectiva.
El sistema financiero y el mercado de capitales se mantienen en pie, crisis tras crisis, por la confianza. Cuando esta se reestablece, todo vuelve a la normalidad, el dinero vuelve a circular con normalidad, los plazos de pagos de intereses, cupones y devoluciones de deuda se cumplen, evitando que todo se desmorone.
Cuando ahora vemos a todas esas personas hacer cola ante el Banco de España, es decir, el banco de todos los bancos de nuestro país, para comprar Letras del Tesoro, como si fuesen el maná, hay sacar varias conclusiones. La primera es que algo está fallando en el sistema financiero y la razón es que el ahorro que hay depositado en cuentas corrientes o en plazos fijos, no se retribuye a los ahorradores a pesar de que han subido los tipos de interés.
Si al ahorrador, dejarle el dinero al Tesoro Público español, le genera una rentabilidad en torno al 2,8% a un año, pues la persigue como si fuera el agua en el desierto.
Lo bueno de esa reacción lógica es que los ahorradores se convierten en inversores sin darse cuenta, lo que es un paso importante en sus alternativas para obtener rentabilidad por sus patrimonios, abandonando los depósitos bancarios, que nunca han sido atractivos, si lo que se busca es preservar patrimonios a lo largo de los años. Superar la inflación, que debe ser el objetivo para todo ahorrador, necesita el mercado de capitales, una buena cartera de inversión, una buena planificación fiscal y un horizonte temporal superior a 5 años.
Lo que también se puede concluir es que muchos de esos ahorradores que invierten en Letras del Tesoro, no saben que pueden llegar a pagar hasta el 28% de impuestos, que si no respetan el año que han fijado, porque necesitan el dinero antes, pueden perder capital y que si en lugar de pensar en un año, piensan a 4 o 5, pueden obtener rentabilidades del 5% anual aproximadamente.
La forma de poder aprovechar el gran momento que estamos viviendo para la renta fija en general y la deuda pública en concreto, es pensar en global, no sólo en España y en empresas españolas, al tiempo que se elija el vehículo apropiado para hacerlo, con gestores que hacen carteras de bonos y renta fija, que permitan a los inversores cumplir con los objetivos que hemos dicho.
La última conclusión es que ya estamos viendo lo mejor que nos trae la normalización de las subidas de tipos que hemos sufrido el año pasado, pero que sólo lo aprovecharán los ahorradores e inversores que mejor se informen de como hacerlo, encontrando las alternativas perfectas para sus circunstancias personales.