La importancia del autoconcepto
La palabra concepto viene del latín conceptus , del verbo c oncipere, que significa algo concebido o formado en la mente, y es considerado una unidad cognitiva de significado. La palabra autoconcepto expresa la opinión o imagen de sí mismo. Esta opinión o imagen está formada por distintos aspectos, que componen esa unidad del sí mismo.
En el proceso evolutivo, desde el nacimiento, comenzamos a tener conciencia de nuestro cuerpo físico, su conocimiento, sus habilidades, su desarrollo. En paralelo vamos vivenciando la relación con los progenitores, los nutrientes,los aprendizajes, los iguales, la naturaleza, los sonidos, los afectos, los rechazos…
La escolarización abre un campo a una socialización entre iguales y entre profesor y alumno. Es de vital importancia que los padres, profesores y entorno del niño, que le acompañan en este proceso de desarrollo y de autoconocimiento, tomen conciencia de la repercusión de su mirar y de lo que se les trasmite por acción u omisión, ya que esa interacción tiene una repercusión directa en esa construcción del autoconcepto.
El niño que se siente mirado, escuchado, amado, acompañado, recibe una interacción positiva, que le sirve de espejo del sí mismo. No quiere esto decir que los niños, que por las circunstancias que sean, no lo ha recibido, no puedan recuperar esas experiencias, pero requiere un enfoque de atención y observación que nos muestre las carencias, para mirar las singularidades de cada uno y como espejos mostrárselas. Sería interesante que dentro de los roles de padres y profesores tomáramos conciencia de que somos alumbradores de las cualidades de cada ser.
En los juegos de libre expresión, cuando en una dramatización, un niño asume un rol (personaje) agresivo, inmediatamente manifiesta una conducta acorde con esa imagen, eso nos lleva a la deducción que el autoconcepto va a influir en la conducta.
Desde mi sentir el autoconcepto es una construcción que no termina a una edad determinada, se nutre de aprendizajes y experiencias que se pueden dar a lo largo de la existencia. Hay una parte del autoconcepto que se incorpora a través de experiencias de vida que tienen que ver con el autoconocimiento. Por ejemplo una persona ha vivido en un ambiente materialista, donde sólo el cuerpo es real, y cree que al morir acaba todo. A través de una experiencia regresiva, se vive y se reconoce en otro tiempo, con otro cuerpo, otra cultura otra profesión, entra en duda sobre su concepto anterior, y si sigue, y confirma esa visión, cambiará su imagen. Personas con experiencias de muerte clínica adquieren una visión de sí que sin esa experiencia no tendrían.
Vivimos en un momento, en el que ciertas creencias se cuestionan, para vivir experiencias y liberación de códigos transmitidos, que nos estaban limitando. Para una persona con fe y vivencia de unidad con Jesucristo la llamada muerte, es un tránsito a una vida nueva, tal como nuestros místicos expresaron. Teresa de Jesús tenía un autoconcepto de formar parte del Cuerpo Místico de Cristo tan vívido que podía decir: «Tan alta vida espero que muero porque no muero».
Dentro de los factores que integran el autoconcepto y que son tantos como la grandeza de nuestro ser porta, me gustaría hablar de la trascendencia, aunque no llegue a la nitidez que nuestra mística universal nos muestra. Esta faceta tiene una incidencia trascendental, valga la redundancia, y nos coloca en un espacio mayor, mayor en unidad, mayor en realidad, más cerca del origen y de la plenitud.
No quiero acabar este escrito sobre el autoconcepto sin invitarles a una reflexión sobre lo que está ocurriendo con el movimiento de la llamada ideología de género. Supongo que muchos conocerán situaciones y su etiología. Esa reflexión puede llevarles a percibir el condicionammiento y a discernir. Mi autoconcepto: Soy Luz y Amor en expansión/ Soy hija de La Fuente Creadora/ Soy Una con Todo, con Todos.
Reciban todo mi Amor.