El cardenal Richelieu, Martín Villa y las razones de Estado
Henry Kissinger en su obra Orden Mundial: Reflexiones sobre el carácter de las naciones y el curso de la historia plantea entre otras cosas un repaso de la propia historia mundial con especial referencia al orden internacional. Así al tratar al cardenal Richelieu nos dice que practicaba los principios esenciales de Maquiavelo. También que ese cardenal «acuño la idea de que el Estado era una entidad abstracta y permanente que existía por derecho propio». Vamos que el Estado era algo independiente de lo que pudieran pensar o sentir las personas que pudieran vivir en dicho Estado.
En ese mismo sentido para Richelieu «su objetivo era el interés nacional según principios determinados racionalmente: lo que más tarde se conocería como raison d’état».
El cardenal Richelieu ha pasado a la historia como un experto en intrigas cortesanas que supo adaptarse a las revueltas religiosas. En un principio se inicia en la carrera militar pero tras la renuncia de su hermano al obispado se dedicó a la teología. En su carrera arribista no duda en mentir al mismo Papa ocultando su edad.
En el libro antes citado nos dice que se entregó a las políticas facciosas de la corte francesa. En función de la conveniencia del momento primero era aliado de la reina y luego leal consejero del mayor rival de la reina.
A través de ese tipo de intrigas consigue recomendación para ser nombrado cardenal. El siguiente paso en su ascenso personal fue llegar a ser primer ministro de Francia.
Aunque comprendo que el título de este artículo les haya podido sorprender, igual con lo que van leyendo encuentran que no es descabellado el paralelismo con Martín Villa y «las razones de Estado». Creo que las fuentes y el concepto viene a ser el mismo.
No hay que olvidar que Rodolfo Martín Villa provenía del franquismo y aún se pueden ver fotografías suyas con el saludo propio de falange. Una de las consecuencias fue que se encargó del diseño de la España de las autonomías lo recibe alguien que para nada creía en ese modelo descentralizado.
Cuando en un momento dado le preguntaron a Martín Villa por las grandes manifestaciones leonesistas contestaba diciendo:« por muy respetables que fuesen esas manifestaciones sin embargo no podían condicionar el modelo autonómico». Es decir también participa de la idea de que su proyecto de marco territorial autonómico es independiente de la voluntad de los leoneses. Todos los estudios de opinión (de antes y de ahora) ponen de manifiesto que ese marco autonómico se hizo contra la voluntad de los leoneses. Eso nunca ha estado en duda ni incluso por los que promovían ese marco autonómico de Castilla y León. La cuestión fundamental era si había que respetar o no la voluntad de la ciudadanía.
En ese modelo de Richelieu que sigue Martín Villa «Castilla y León era una entidad abstracta y permanente que existía por derecho propio». Diferenciaría al que ha sido impulsor de ese modelo de otros que simplemente lo han seguido incluso sin estar de acuerdo con el mismo.
También asimilo a Martín Villa con un político arribista que lo mismo puede estar con Franco que luego ser ministro en la democracia española. Al igual que el cardenal francés se adapta a las circunstancias de cada momento buscando su éxito personal.
Algunas veces he escuchado que «no se conocen las razones de Estado por las cuáles León se incorpora a la autonomía de Castilla y León». No estoy de acuerdo con esa afirmación. Hay testimonios suficientes para aclarar lo que han sido esos motivos. Fundamentalmente ha sido que el que era ministro de Administración Territorial quería contraponer un bloque territorial central a los nacionalismos vascos y catalanes. Era un «juego» de fuerzas centrifugas (los nacionalismos) y centrípetas.
Diría que evidentemente ese modelo de contraposición ha fracasado. Incluso diría que más que debilitar a los nacionalismos, los ha impulsado. Con ello se ha amenazado la cohesión de España y prueba de ello es que las fuerzas independentistas son hoy mayoría en el Parlamento de Cataluña y estaban muy lejos de serlo cuanto nace la autonomía de Castilla y León.
No estaría de más recordar que la unidad de acción no se suele conseguir por medio de la imposición. No es posible sumar 6 peras y 3 manzanas. La suma exige que los sumandos tengan la misma unidad (1 manzana más 2 manzanas será igual a 3 manzanas).
Creo que los proyectos políticos siempre deben tener presente la voluntad de la ciudadanía. No creo que los marcos territoriales deban prevalecer a los deseos de las mujeres y los hombres. En el caso leonés hay que recordar que de forma reiterada los responsables políticos prometieron en campaña electoral que la decisión final debería de tomarla el conjunto de los leoneses. Evidentemente no hubo tal consulta. Estamos en un ente impuesto y las consecuencias son el declive económico, demográfico y cultural. No creo que convenga permanecer en el error.