Diario de León

¿Qué podemos hacer por nuestra sanidad pública?

Publicado por
Teresa Ribas Ariño
León

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Últimamente es frecuente ver casi cotidianas manifestaciones de apoyo a la Sanidad Pública de relevantes personalidades del mundo cultural y científico, artículos de opinión, cartas al director en alguno o varios de los periódicos de gran tirada acerca de ese tema, reflejo de una inquietud que se palpa en el ambiente: el temor por la pérdida de un sistema de salud que garantice la asistencia sanitaria equitativa a todos los ciudadanos, en el convencimiento de que ello es posible únicamente desde un sistema público que se financie con fondos del estado.

Y es llamativo también la manera en que políticos e incluso algunos periodistas tratan de vender la idea de que la solución está en la colaboración público–privada, que no viene siendo otra cosa que la privatización de prestaciones.

Lo que sabe de esa simbiosis existente ya de gestión público-privada no es mas que el trasvase de fondos procedentes del erario público hacia manos particulares, con la excusa de garantizar una atención degradada en gran medida por la precariedad de los contratos a los profesionales y por las largas listas de espera.

Todo ello viene de lejos, no sólo se debe a la reciente pandemia, aún no completamente vencida. Son ya varias décadas de políticas dirigidas en esa dirección de manera mas o menos insidiosa y que han conseguido la reversión hacia lo público de instituciones privadas mal gestionadas y deficitarias previo sustanciosa «indemnización».

La degradación de la sanidad pública ha hecho que se hayan centuplicado las afiliaciones a seguros privados, añadiéndose a ello el hecho de que esta oferta de pago se beneficia de la extracción de actuaciones de asistencia en la pública. Esta colaboración se alimenta con intervenciones de menor envergadura y complejidad. Si se precisan tratamientos costosos y prolongados, la sorpresa será que las pólizas no los cubren o bien comporta un incremento en la revisión anual de la cuota.

Algunos medios de comunicación se han hecho eco en estos días de una conferencia impartida por el sociólogo inglés Aaron Reeves, investigador de la universidad de Oxford y coautor de un trabajo publicado en la prestigiosa revista The Lancet, cuyo título traducido es Subcontratación (externalización) de servicios de atención médica al sector privado y tasas de mortalidad tratables en Inglaterra , 2013-20 : un estudio observacional de la privatización del NHS.

Este profesor impartió una conferencia en Sevilla el pasado 10 de marzo, organizada por la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública y la coordinadora andaluza de Mareas Blancas, exponiendo las tesis y conclusiones del mencionado artículo.

Se trata de un riguroso estudio sociológico y estadístico en el que, junto con el otro autor del trabajo Benjamin Goodair, reflejan la evidencia científica de que privatizar la sanidad pública, incluso externalizar algunos servicios no asistenciales como la limpieza, aumentan estadísticamente la mortalidad evitable y tratable. Es decir, que se producen fallecimientos que podrían haberse soslayado mediante intervenciones eficaces. Si bien reconocen que la vinculación entre privatización y muerte no es directa, sus datos acreditan una peor calidad de la asistencia y una disminución en la satisfacción de los pacientes.

Destacan algo que vemos también en nuestro medio: las instituciones privadas acaparan las prestaciones más rentables, mientras que los tratamientos costosos se derivan a una sanidad pública previamente recortada.

Y poniendo como ejemplo los precios por consulta que oferta la Junta de Andalucía al sector privado, y los que se abonan en la sanidad pública infinitamente inferiores, el sociólogo alerta de la fricción entre ambos sectores que puede provocar y provoca desigualdades entre los sanitarios y la deserción de algunos al ámbito privado. Reconoce que, a pesar del impacto causado por el estudio cuando se publicó en 2022, nada ha cambiado en su país y advierten de lo que puede ocurrir en el nuestro si avanza ese modelo.

La sanidad pública tiene como finalidad cubrir las necesidades en materia de salud de toda la población, coordinando y utilizando de manera adecuada los recursos existentes para ello.

Por ello debería gestionarse adecuadamente esa trasfusión hacia la privada que deja exhaustas las arcas públicas. Esas cantidades astronómicas bien utilizadas en el marco público serían un gran beneficio para el sistema. Más que probablemente no sea sencillo, pero no es imposible.

Actualmente estamos en una situación de peligro de perder calidad asistencial y derechos de acceso al sistema sanitario.

Conviene aquí recordar a otro inglés admirable, Aneurin Bevan, fundador del Sistema Nacional de Salud británico (NHS) en la década de los años cuarenta del pasado siglo, que sirvió de modelo para el español; en su defensa de su idea de salud pública, dijo algo que es más necesario que nunca hacer nuestro: «El Servicio Nacional de Salud seguirá existiendo mientras la población esté dispuesta a defenderlo».

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