Santa María del Páramo: ser y estar
Siempre es grato hablar de Santa María del Páramo por tres razones: porque soy paramés, estoy vinculado a la capital comarcal desde mis raíces, y, además, porque soy paisano del autor de un libro que lleva por título: Santa María del Páramo (un paso de más de mil años) . Se trata de una publicación escrita por Javier Benéitez, investigador y documentalista. En la reciente presentación (27.1.23) manifestó que su deseo es que sirva de herramienta para saber de dónde venimos. Para la alcaldesa de Santa María del Páramo: Alicia Gallego González destacó que es un orgullo contar con el trabajo de nuestro vecino que, fruto de una intensa investigación, ha recopilado las historias, curiosidades de nuestra villa, y de gran parte de la comarca del Páramo. En este marco —añadió— «las generaciones más veteranas recordarán vivencias y experiencias; y las nuevas aprenderemos de su pasado para mejorar el futuro de nuestra tierra».
Por otra parte, el Concejal de Cultura y Turismo: Omar Oscar Sabaría Ordás, ha resaltado que el libro de Javier Benéitez «nos lleva a realizar un paseo por nuestra historia, y, asimismo por esta villa de Santa María del Páramo instalada en el corazón del Páramo leonés». Bien podemos sostener que pocas provincias como la de León podrían afirmar su condición de «síntesis de comarcas». Porque el páramo leonés es un ejemplo notorio. Hay una comunidad de querencias entre los pueblos de gran comarca paramesa. En realidad, en el conjunto de comarcas resulta que el Páramo es una comarca natural que se encuentra en las tierras altas de la meseta; es decir en un interfluvio plano entre las vegas del Esla y el Órbigo, al sur de León. Pues bien, Benéitez, autor de este libro se adentra en ese plano general de dicha comarca: (alta, media y baja) en su interconexión con otras colindantes; unas comarcas aradas con la energía de generaciones capaces de comunicarse unas con otras el secreto de su tenacidad y el esfuerzo.
En este contexto se hace realidad el verbo bifronte: «ser y estar». Aunque expresan distintas situaciones, en este caso se registra una coincidencia plena; ¡qué orgullo!, ser de Santa María del Páramo y estar en el Páramo vinculado, de forma permanente, a la capital comarcal. Porque expresa una realidad existencial, en palabras de Ortega y Gasset. La razón vital de un paramés, está unido al ser de la vida de Santa María del Páramo. Es un arraigo misterioso que nos describe Javier Benéitez a lo largo de su libro. Es la vinculación que se transmite de generación en generación, a través de las «vivencias y experiencias».
En el paramo, propiamente dicho, un día lejano fue una especie de «terra deserta», y que por otra parte, fue poblada y habitada por hombres y mujeres con inmenso tesón y sacrificio. No en vano, se ha dicho que el hombre del Páramo es un héroe, como emblema de la tierra, y, asimismo, la mujer una heroína con sus virtudes de abnegación y sacrificio. También es preciso decir, siguiendo algunos pasajes del libro de Benéitez, que el paramés lleva consigo un mapa engendrado de valores humanos, y, además, sabe cultivar la tierra con escala angelical. Así, un día dijeron: «hagamos un Páramo que se parezca a una vega frondosa». Resulta que el milagro se hizo, con la llegada de las aguas del Luna; un hecho que recoge Benéitez en su investigación (25.9.56), con el relato de la inauguración del pantano de Barrios de Luna. Esa presa surgió para regar millones de hectáreas de las tierras del Páramo y colindantes del Órbigo. En esta publicación que reseño, no podía faltar el marco arqueológico de estas tierras de «Pan Sufrir» con sus centenares de pozos artesianos. Los hallazgos prehistóricos se enlazan, precisamente, con los pozos, donde se han localizado restos óseos de mastodontes en las poblaciones de Mansilla del Páramo y San Pedro de Berciamos. Tales restos fueron descubiertos cuando los vecinos «realizaban pozos de riego». Unos elementos llamados: «pico triedro» de cuarcita localizado en Villamín del Páramo. En otra variante, se habla del «tesorillo de Valdevimbre (compuesto de puntas de flecha y utensilios de bronce). Todos ellos depositados en el museo de León. Otro elemento arqueológico es el llamado: «el Trisquel de Santa María del Páramo. Se trata de una pieza de bronce hallada en los alrededores de Santa María, de origen celta: soporte que serviría para enganchar a un casco o escudo. Sin duda, el hallazgo arqueológico más desconocido en la investigación de Benéitez.
Para ilustrar la portada de tal publicación el autor ha seleccionado una pieza de origen romano, expuesta en el Museo de León. Se trata de un ara dedicada a la diosa Diana cazadora, con cuatro caras. Dicha lápida aparecida en 1863, en cuyo lateral izquierdo se puede leer la palabra: «Páramo». Además, figura esta inscripción: «cervón altifrontum cornua Dianea Tulius quos vicit in Parani alquere rectus u»; es decir, Tulius dedica a Diana la cornamenta de los ciervos de alta testud en la planicil del Páramo cabalgando en impetuoso caballo. Tal lápida se halla depositada en el museo de León. La reproducción de este soporte arqueológico ha sido un acierto para recordar una historia apenas conocida por la mayoría.
Como resumen, el Páramo con su centro comarcal de Santa María tiene sus raíces históricas bien profundas, y a lo largo de su actividad creadora comercial, industrial y agraria; incluso cultural, bien patente en sus instituciones actuales. En este marco creativo, cabe destacar el llamado: Páramo de los aceiteros y los arrieros parameses, una actividad poco conocida por las generaciones actuales. De ahí que el tema tratado sea otro éxito de Javier Benéitez. A través de este libro, que tengo en las manos, lo he leído con el mayor entusiasmo, y digo que he sentido admiración y emoción por la brillante crónica de hechos, historias, documentos, y valores humanos del Páramo leonés. Un libro que constituye una fuente documental para proseguir relatando y completando perfiles y paseos con otras publicaciones. Hoy, Santa María del Páramo, villa adelantada, su ayuntamiento realiza, entre otras muchas actividades, una forma de desarrollo cultural, y una prueba notaria es el patrocinio de la obra reseñada para seguir haciendo historia.