Diario de León
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La moción de censura del día 21 de marzo de 2023 fue un gran éxito para los españoles decentes (que lo somos la inmensa mayoría), y un enorme fracaso para los políticos-diputados de la Cámara Baja (bajísima cámara), que, una vez más, demuestran que van a lo suyo y les importa un carajo las verdades (del barquero) que el profesor Tamames, con toda educación y conocimiento, les pasó por delante del morro.

Don Ramón se quedó corto, y, al contrario que sus detractores y oponentes, fue demasiado moderado y condescendiente.

Gracias a esta moción de censura, todos los españoles que sepan entender y no tengan nublada la razón por fanatismos, ya tienen noticia verdadera de la situación real, y penosa, que atraviesa esta pobre y triste España, dominada y acorralada por unos politicastros separatistas que son, en la mayoría de los casos, lo peor de cada casa.

Sí hay, como es lógico, algunas, pocas, excepciones, buenos diputados que deseando aplaudir a don Ramón se vieron obligados (por ese demonio antidemocrático, castrador, que es la disciplina de voto), a permanecer en silencio y a votar contra la dicha moción.

Ha quedado demostrada la mala baba de la inmensa mayoría de los medios de comunicación (más bien de aborregación) y de los tertulianos-opinadores, en general, con su monumental ignorancia, tan grande que hasta se hacen cruces (incluso siendo agnósticos y ateos) por la sorpresa del buen entendimiento y comunicación entre Vox y el viejo luchador comunista que, evidentemente, hace ya mucho tiempo que dejó de serlo y ha tenido, tiene, el valor y la honradez de reconocerlo públicamente dando la cara en lo que debería ser, y no es, la sede de todos los que sí somos españoles y así nos sentimos y manifestamos.

El señor Tamames, a su edad, 89 años, se merece el respeto, la consideración y el aplauso de todos los españoles decentes, de bien, pues él, con otros pocos, en su momento, dentro del PC (no había otra alternativa) luchó por la libertad cuando el franquismo lo dominaba todo, y luego, después, juntos pero no revueltos, conseguimos el más grande de los éxitos de la España del siglo XX, que fue, y debe seguir siendo, el entendimiento, la concordia, la paz, es decir la Transición, sí, la Transición Española y la Constitución de 1978 que fueron modelo y admiración de todo el mundo libre y civilizado. Yo fui testigo presencial, y sé de lo que hablo.

¿Por qué les sorprende la evolución del señor Tamames? Seguramente sea porque ignoran, o quieren ignorar que en España y en el mundo hay cientos de grandes e importantes personajes ilustres y beneméritos, de todos los campos del saber, que fueron comunistas y dejaron de serlo, y lo explicaron, y, en algunos casos, como el de Antonio Escohotado, hasta pidieron disculpas, por haberlo sido. Yo mismo, ignorante de mi (perdonen que me cite), escribí artículos y publiqué relación nominal de muchos de ellos, españoles y extranjeros.

El señor Tamames no ha opinado, se ha limitado a informar, a decir la verdad, esa verdad que tanto molesta a los mentirosos.

Es evidente que Vox tiene 52 diputados, que son 19 más que los 33 de Podemos. También es evidente que IRC tiene 13; PNV 6; Bildu 5; Plural 12; Grupo Mixto 11, es decir: estos cinco grupos, todos juntos suman 47 diputados, cinco menos que Vox.

¿Los cuatro millones de votantes de Vox no son españoles, no se merecen respeto?

¿Vox ha robado, ha matado...?

¿Las mujeres de Vox están menos preparadas, son menos mujeres, peores...?

Parece mentira que a la señora Democracia se la viole tanto, y el Congreso de los Diputados, en vez de defenderla, que es su obligación y su motivo, se dedique al espectáculo banal de querer demostrarnos a todos los buenos y sufridos españoles quien de sus señorías y partidos se empalma antes y la tiene más grande y dura; la cara, por supuesto.

Muchas gracias, señor Tamames, ilustre profesor, valiente y honesta persona. Reciba un fuerte abrazo de este anciano leonés, absolutamente independiente, amante luchador por la paz, la libertad, la justicia, la concordia y el verdadero progreso de España.

El que esté libre de culpas...

Con toda Burbialidad.

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