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Como introducción diré algo sabido y padecido, no llueve, pasan días, y no parece novedad, ni casi ser motivo vivo de alarma, como antaño, cuando la dependencia de las tierras de cultivo y pastoreo, el «supermercado» donde abastecerse la población capitalina legionense se secaba y era preocupación y lamento de unos y de otros.

Entonces se acudía en rogativa a la Virgen del Camino, y la Hermandad de la Sobarriba nos traía a la capital, con los permisos oportunos, y su compromiso firmado, a la madre Dolorosa del Camino, ¡en rogativa! Estoy poniendo la atención en Tierras de León, y para mejor precisar La Sobarriba.

Respecto al agua que no cae, y a la Hermandad de la Sobarriba, que cumpliendo con su ¡voto!, mediante las corporaciones municipales de Valdefresno y Villaturiel, recientemente acudió ante la Virgen del Camino con flores y cera, como espiritual obligación, y en lo humano cargados de compromiso tradicional, se me han movilizado los recuerdos, en verdad sobre algo que vengo «peleando», y de forma escueta recobraré hoy «en nueva versión», pero sin inventos.

Hay un personaje eclesial relevante para todo esto, el señor obispo ahora ejerciente en la Diócesis de León, con residencia en Legio, del que hace pocos días, en este medio, reconocí un buen hacer, o al menos como tal querer mostrarse entre los fieles y sus manifestaciones públicas, procesiones; afín y compartiendo. También hablé de su aplauso en el Encuentro, de mi parecer al respecto, mostré extrañeza y un ligero apunte de confusión.

Pero en la aludida Tribuna, había más, señalaba lo que a mi criterio suponía una muy extraña, y no merecida negativa del anterior prelado, a que los ayuntamientos del Voto, con el peso de la antigua Hermandad de la Sobarriba a cuestas, pudieran traer por vez primera en quinientos años a la verdadera imagen de la Virgen del Camino, a hombros sobarribanos ¡a su tierra! No permitió traer esta imagen, la emplazada sobre el altar mayor de su templo, les «prestó» la «peregrina», rompiendo todas las tradiciones, puesto que además, tuvieron que traerla en un furgón, ¡para mí inaudito, fuera de lógica y tradición!

Lo voy a decir pronto, con todo respeto, pero no sin contundencia: se les debe una oportunidad, la de traer a la Virgen del Camino a hombros, bien escoltada, entre rezos, acompañada por el pueblo de León, con nuestras altas enseñas, los pendones poniendo la nota de color y del esfuerzo en marcha romera, vamos, tal como es tradicional.

Pienso que se podría hacer tal cosa desde una necesaria rogativa, para que el agua «nos regara la vida» pronto y bien. Y, cuando fuera a dejar la ciudad, partiendo de la Catedral, «su casa en la capital», se cumpliera el compromiso de hacer el regreso, en un estudiado recorrido hasta la Sobarriba, antes del preceptivo volver al templo, donde, permanece con su Hijo muerto sobre sus rodillas, recibiendo al pueblo que ora y besa el manto de la que es Patrona Principal de la Región Leonesa.

Hablo desde el corazón, como leonés comprometido con todo lo nuestro, no soy experto en el tema. Lo más que he conseguido ha sido hacer un tramo poniendo un hombro y la mejor de las voluntades, colaborando, y preocupado siempre por el respeto de las tradiciones.

Me permito proponer, que, conseguida la oportunidad de bajar a la Virgen del Camino en rogativa, y cumplidos los días que la autoridad eclesial determine, el regreso sea a través de La Sobarriba. Primer destino Valdrefresno, segundo Villaturiel, por razón de logística, digamos, y tercer día, regreso al santuario. Tres días para un triduo de fervor y peticiones.

Nadie, estoy bien seguro que, ni en Villaturiel ni en Valdefresno, iba a escatimar una oración y a mostrar su regocijo ante la Señora de La Sobarriba, reconociendo su presencia entre el sonar de las campanas de todas las iglesias, en su momento y hora, conjuntadas, como muestra de devoción puntual, pero fortalecida por la que, secularmente, sus hijos la han dedicado.

Téngase presente una feliz circunstancia, la Coronación de la Virgen del Camino, «La Antigua» en la conocida iglesia del Mercado. Pues bien, la Patrona Principal, puede que tan solo por nombramiento, saldría de la Catedral procesionalmente, por la Calle Ancha hacia la Rúa, calle Herreros, y en la plaza del Grano o sencillamente ante el templo citado, el canto popular de la Salve, aportaría fidelidad, compromiso… y felicitación. Cumplido esto, por Puerta Moneda y Barahona hasta la Plaza de Santa Ana. Allí, como antaño hacían, reunidos los pueblos del Voto con sus cruces y estandartes, y lo más importante con la participación popular, empezaría la marcha romera inédita, hacia La Sobarriba.

Lo de traerla en procesión romera a la Sobarriba creo que es un derecho bien ganado. Que el momento planteado no sea el idóneo, no debe frenar la idea de adquirir todos el compromiso de conseguirlo, ¡en el presente año!