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Salvo en los estados comunistas, no hay país en el mundo que denigre, ataque, persiga a los empresarios como en España. No hay ninguna ley, norma, que apoye al empresariado. El empresario en este país no crea trabajo, ni empleo. Es atracador, usurero, capitalista. Belarra habla de beneficios obscenos, aquí no hay empresarios, lo que hay son usureros codiciosos. Lo que dice Belarra lo reafirma su compañera Montero, lo bendice el jefe de la tropa que desde las bambalinas del escenario está haciendo de muñidor, un tal Pablo, por apellido Iglesias, que está viendo que su joya de la corona cada vez tiene menos estrellas o más bien está camino de estrellarse.

¿Se puede ser empresario en un país que se le persigue ¿Se puede emprender algo en un país que todo son obstáculos? ¿Se puede gestionar una empresa cuando todo son impuestos, fiscalidad pistolera, Seguridad Social arrebatadora, derechos laborales, todo insoportable para el empresario? Un empresario ante tal ataque manifiesta: Me he desengañado. Creía que tenía un negocio en España, pero ser empresario aquí no merece la pena. Al final dependes de la última ocurrencia de un político, y eso te hunde». Con esa amargura se expresaba en el reservado de un restaurante madrileño un empresario con más de 10.000 trabajadores en su plantilla

En este escenario, no es raro encontrar voces que buscan soluciones a la desesperada. Sin ir más lejos, empresarios hablan ya de Portugal como El Dorado para trasladar plantas. La práctica puesta en marcha por un buen número de directivos en busca de una tributación más favorable sería también abrazada por las empresas para moverse entre menos trabas burocráticas y evitar, en todo caso, cambios permanentes de las reglas del juego. Parece raro que ese sentimiento larvado, que se advierte con solo salir a la calle, pase por alto de nuestros conspicuos políticos, enredados con una posible convocatoria electoral mientras sectores estratégicos dan síntomas brutales de hartazgo y agotamiento.

En España nadie quiere ser empresario. Hace unos meses oí hablar en televisión al rector de una de las universidades con más prestigio que estaba muy preocupado porque los jóvenes de hoy en día no quieren ser empresarios. Incluso comentaba que en la facultad de Económicas o Empresariales donde él daba clase muy pocos eran los que querían o estaban ilusionados con montar un negocio propio. Cuando les pregunto a mis amigos recién licenciados o que acaban de terminar su máster y que no encuentran trabajo ¿Por qué no montan un despacho o un negocio propio? Me contesten que ni de coña.

En general, los jóvenes de hoy en día tienen como aspiración estudiar una oposición para trabajar como funcionarios o ser empleados de una multinacional. En España muy pocos están dispuestos a arriesgar para ser empresarios. Quizás esto explique una parte de la elevada tasa de desempleo que existe actualmente en nuestro país. Una de las causas a que haya pocos que se lancen a la aventura empresarial la podemos encontrar en que a diferencia de en otros países occidentales en España, generalmente, están mal vistos los empresarios, son como una especie de ogros que lo único que quieren es enriquecerse a costa de explotar a sus trabajadores.

Entre otros dificultades, muy peligrosas, es tener que lidiar con una ministra de Trabajo, comunista, salida de las entrañas de Podemos que va vendiendo sonrisas para atacar a los creadores de empleo y legitimar su reforma laboral, manifestando en público que las reformas históricas han sido una mierda (sic) y lo que ella ha engendrado y parido es la salvaguarda del obrero que se le hace contratos indefinidos aunque trabajen una semana. Esta ministra solo actúa por interés personal. Todo lo que hace es para Sumar a su nuevo partido. Los comunistas no hacen nada para favorecer al pueblo y lo que hacen es para engañar a los ignorantes y a los que quieren vivir del poder. Las mentiras calan en aquellos que quieren escuchar la demagogia de la defensora del obrero y la acosadora y perseguidora del empresario que es el que crea empleo. En España, se persigue, se ataca, al empresariado. Se pretende una expropiación encubierta. Si en este país, este gobierno, presidido por un presidente sin escrúpulos, sin ética, sin moral, sin sentido de estado, ni de patria ni de nación, perdura, la catástrofe será irreparable.

Este Gobierno, capitaneado por un presidente, sin escrúpulos, permite a sus socios atentar contra los cimientos laborales de España. ¡Cómo se puede decir tales aberraciones de los grandes empresarios que están creando miles de puestos de trabajo! Se critica a Juan Roig, dueño de Mercadona, como empresario más o menos usurero. Se critica a Amancio Ortega, empresa modélica en el mundo, nacida en una pequeña tienda, vendiendo batas y que alcanzó el cenit español y mundial. Se le critica porque ha donado muchos aparatos para los hospitales para paliar enfermedades.

Esta fue una de las veleidades de Pablo Iglesias sobre Amancio Ortega: España no es una república bananera que dependa de que un señorito venga dando cosas. Cómo se puede consentir que la salud de nuestros hijos o de nuestros padres dependan de la salud de un multimillonario y una democracia digna no acepta limosnas de millonarios. España no es una república bananera ni una dictadura que dependa de que un señorito venga dando cosas. La república bananera es la que está apoyando en Venezuela, Cuba, Nicaragua, que no tiene medios, ni medicinas, ni hospitales y es la que Pablo bendice y es la que, en su día, le ha financiado o recibido importantes cantidades por asesorar para que estos países entren en el paraíso comunista.

La decisión de Ferrovial de irse a países Bajos no será la única. Puede ser que otras se lo estén pensando o quizás sus negocios ya no estén en España. Estamos observando que las grandes empresas se les adjudica obras en Australia, Estados Unidos, Gran Bretaña. Aquí ya no hay obras. Aquí ya no se construyen autovías, ni líneas férreas, ni Aves, ni se finaliza lo que se empezó. Ahí está Pajares, cuatro mil millones enterrado. Feve en León, durmiendo el sueño de los olvidos, pagando a una empresa miles de euros para transportar a los viajeros desde la Asunción a la estación de León. Aquí se está tirando nuestros dineros en dádivas para mantenerse en el poder, votos para ganar de nuevo la Moncloa. Como no se van a marchar las empresas en un país que lo han hecho bananero solo por obra y gracia de Pedro I, el Mentiroso, permitiendo todo, insultos a los empresarios, premios a los filos etarras, beneficios a los independentistas, solo y exclusivamente por mantenerse en el poder.

La España real es esta y los vientos van en dirección a mantener el palacio de la Moncloa y a todos sus inquilinos y comensales. Ser empresario en España es de héroes. Cuando se ataca a la base creadora de empleo solo se puede esperar miseria que es lo que reparten los gobiernos socio comunistas como el que hay en este país y que consiente el inquilino de la Moncloa, sólo y exclusivamente por continuar en el poder.

Ser empresario en España es de aguerridos. Cómo personas de la política que nunca han trabajado. Que no han estado de alta en la Seguridad Social. Qué jamás extendieron un cheque contra su cuenta. Cómo se atreven a atacar el sacrosanto templo, creador de empleo, que es la empresa. Solo se entiende en personas comunistas, envidiosas, trasnochadas que pretender hurtar a los que han arriesgado y trabajan, sin haber dado en su vida, como se suele decir, un palo al agua. Estos son los políticos de este país. Sigamos votándolos porque el paraíso está en Cuba, en Corea del Norte, en Venezuela. No me extraña ya que los dirigentes viven en palacios y tienen a su servicio a muchos esclavos. Con este ganado tenemos que lidiar para ser empresario en España.