Nadie te va a decir la verdad
Podríamos aseverar que en las elecciones locales muchas veces prima más la persona que el partido o agrupación por la que se presenta. De esta forma nos encontramos con casos de éxito transformador para una ciudad con alcaldes de diferentes ideologías. Citaré tres en los que personalmente he visto una clara evolución.
—Málaga, pese a tener la impresión que Sevilla es la ciudad mimada por la Junta de Andalucía, sede de sus instituciones, ha conseguido situarse como la de mayor crecimiento de la región, generando la mitad de los nuevos puestos de trabajo de la misma. Su apuesta desde hace décadas por las empresas tecnológicas, ojo con la ciberseguridad, está haciendo que hoy recoja los frutos como centro de atracción no sólo de startups sino de multinacionales. Complementaria es su oferta cultural de primer nivel, no sólo el museo Picasso sino recientemente el de Carmen Thyssen o una sucursal del parisino Centre Pompidou. Su alcalde desde el año 2000 y con serias posibilidades de revalidar por mayoría absoluta es Francisco de la Torre Prados, militante del PP.
—San Sebastián, se ha convertido en una ciudad referente mundial de la gastronomía, cuenta con la mayor cantidad de galardones Michelin por habitante de España. Baste decir que ofrece 3 restaurantes de 3 estrellas mientras que en Madrid sólo hay uno. El turismo supone el 14% del PIB y se nutre de un visitante de gasto superior a la media, gozando del mayor «revenue per available room» (REVPAR) de España. Es decir, el mayor ingreso medio por habitación de hotel. El Basque Culinary Center es la guinda que atrae estudiantes de todo el orbe para cursar un grado universitario. Son pocos los que hay en el mundo de este nivel y practicamente todos privados para poder adaptarse al mercado con rapidez. El Basque está regido por una fundación en la que figuran como patronos los grandes cocineros vascos, empresas sponsor y en el consejo internacional 10 estrellas mundiales de la cocina, algo que sería imposible de conseguir en una universidad pública española. El alcalde de la ciudad entre 1991 y 2011 fue Odón Elorza, del PSOE.
—Bilbao, la ciudad ha sabido aprovechar la reconversión industrial para tras una profunda transformación convertirse en una ciudad moderna sede de importantes empresas, pero también de startups y compañías tecnológicas, con fuertes asociaciones, entre ellas Cybasque, en el campo de la ciberseguridad. A ello se añade que atrae turismo de calidad por su amplia oferta cultural, destacando la Alhóndiga con el sello de Philippe Starck y sobre todo el Guggenheim de Frank O. Gehry para situarse en el mapa mundial. Su alcalde desde 1999 a 2014 fue Iñaki Azkuna, del PNV.
Las tres ciudades tienen en común un alcalde de largo mandato con una idea clara de ciudad, pero sobre todo con unas cuentas solventes con las que realizar inversiones. El caso de Bilbao es todavía más sorprendente ya que era la única ciudad de España con cero deuda. Curiosamente como signos externos de esta pujanza, tienen las tres su calle emblemática, Larios, Boulevard o Gran Vía López de Haro peatonal e impecable. Además sus mercados son lugares vivos donde no sólo compra el residente sino que hay gastronomía, presentaciones, exposiciones, turismo y ocio. Baste citar respectivamente Atarazanas, Brecha o San Martín y Ribera.
Parece que estas condiciones no se han dado en León en lustros. Ni ideas claras con un alcalde de largo mandato, ni solvencia económica. El pastiche kitsch de Ordoño II no sería más que el reflejo de la decadencia. Desdeñando el fenómeno de la metamorfosis de los mercados actuales, no existe algo que pueda considerarse como tal y cualquier cantidad de dinero que se gaste en él, aunque sea de Europa, será en vano si no cambia el enfoque.
Es cierto que esta situación no puede apuntarse en exclusiva al debe del actual inquilino del Ayuntamiento, ya que los tres partidos que han tenido en el pasado responsabilidades de gobierno, PP y PSOE como alcaldes y UPL como vicealcalde han hecho una pésima gestión económica, siendo el culmen la legislatura 2007-2011, PSOE/UPL, la que acabó de hundirnos, con una deuda que llevó a la intervención deAyuntamiento por el Estado. Más o menos como la Caja de Ahorros cuyo presidente y dos vicepresidentes eran de León. Desde hace tres años, siguiendo las directrices impuestas la situación ya no es crítica pero está lejos de ser buena, por seguir sufriendo un inmenso gasto estructural al que se puede cargar una buen parte de la culpa de la situación de la ciudad. Un dato será suficiente para respaldar esta opinión. El gasto de personal supera la mitad del presupuesto, insisto, achacable a todos los que han gobernado durante años. Mientras, en una ciudad que ha mejorado claramente y es tan cercana para nosotros como Gijón, pese a estar localizada en Asturias, quizá la región con peor futuro económico de España, suponen el 25% del presupuesto consolidado con fundaciones, patronatos o empresas públicas de residuos, transportes o vivienda. Unos gastos del 41% del total, como en Valladolid, supondrían 15mn de Euros anuales extra para poder hacer cosas que traigan retorno a la ciudad y sobraría hasta para incluso hacerse cargo del Teatro Emperador, finalizar el Palacio de Congresos antes de que se caiga a cachos y tener una oferta cultural del nivel del que carecemos. Utilizo para ello datos del presupuesto de 2022, el último que tenemos, ya que por estrategia electoral, UPL no apoyó los de 2023, al contrario que en años anteriores.
Aparte del dinero que llega temporalmente de Europa para determinadas actuaciones, hay dinero para poco, ya que añadiendo el pago de intereses y amortización de la deuda, queda escaso margen de maniobra. Casi no hay ni para un gasto corriente como puede ser el mantenimiento de la ciudad, como puede observarse con salir a la calle y ha sido unánimemente resaltado en esta campaña por los partidos de la oposición y hasta por los leonesistas que actuaron de muleta del actual alcalde. Sin embargo, poco se puede hacer desde el punto de vista de los ingresos, dado que la presión fiscal en León está entre las mayores de España. Datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública otorgan a la ciudad un 124,3 sobre base 100, pero quizá analizar el IBI clarifique mejor la situación:
Destaca el Instituto de Estudios Económicos (IEE) que el IBI supone la principal fuente de ingresos para las entidades locales, ya que en 2020 supuso un 67% del total de la recaudación de los tributos propios. Ello lo corrobora el Registro de Economistas y Asesores Fiscales (REAF), ostentando León el tercer lugar de España en pago medio por habitante, 407,3 Euros, después de Madrid (438,9) y Castellón (419,8). Muy por encima de la media estatal (315,2) y de las ciudades antes mencionadas, Málaga (244,5), San Sebastián (229,3) y Bilbao (149,9). La Organización de Consumidores y usuarios (OCU), nos señala con el noveno tipo impositivo más alto de España y el mayor de Castilla y León.
Volviendo a Gijón, señalar que recauda por IBI 64,2mn de Euros, poco más que León, cuando su población duplica la nuestra, 272 mil habitantes frente a 124 mil. Parte de esta alta recaudación se debe a las existencia, señalada por la Cámara de la Propiedad, de 15 mil viviendas vacías en la capital y alfoz que difícilmente van a habitarse con una población menguante. Resulta por tanto lamentable la propuesta de alguno de incrementar el impuesto a estos inmuebles aprovechando que no tienen los ladrillos medios para escaparse corriendo. Por tanto poco más puede exprimirse al contribuyente, pero me temo que bajarlo, como proponen algunas partidos va a ser imposible debido al coste estructural de funcionamiento del Ayuntamiento. Desde luego no vamos a emular a Madrid con un tipo impositivo del 0,456% sobre el valor catastral, donde el PP propone, en su caso, una viable bajada al mínimo legal del 0,4%, mientras en León está en el 0,766%.
En estas páginas, Diario de León ha criticado muchas veces la laxitud organizativa del Ayuntamiento, la última el día 15 con el servicio de limpieza en donde cita disparidad de sueldos, improvisación, falta de supervisión, medios obsoletos, deficiente gestión, en el que se mezclan sindicalistas con familiares, un culebrón. Es decir, no solo falta de solvencia, sino caos organizativo y con la percepción de que la lista de personal se parecería a una esquela por lo de familiares, amigos y allegados.
Me temo que no hemos tenido representantes políticos que hayan realizado una labor de administración eficiente y después de ver que no se han leído ni la primera página del «Diagnóstico de la Provincia de León» (2017, Ed. Universidad-Trigal), ni del «Plan Estratégico» encargado a una consultora externa por el Ayuntamiento (2018) o el fiasco de la olvidada Mesa por León (2020), tiene uno la sensación de no ver a nadie con las luces largas puestas. Además parece que reina una especie de «omertá» en relación a un problema que lleva lastrando esta ciudad desde hace mucho tiempo y que es reconocido en privado por una gran parte de candidatos o miembros de listas de los partidos con representación o aspirantes a ello, excepto los de extrema izquierda.
Sin metas, ni plan para alcanzarlas, es imposible llegar a ningún sitio. Hemos perdido muchos trenes y en estos momentos está pasando el de la enseñanza del español para extranjeros con Salamanca llevándose el pastel y el de la ciberseguridad, donde por mucho Inteco que haya, la actividad empresarial del sector está en otras ciudades. No estamos solos y competir sin poder garantizar agilidad administrativa es letal. Y sin solvencia económica tampoco, por eso hoy nadie te va a decir la verdad.