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Tenemos memoria, una facultad humana poderosa que nos permite revivir momentos pretéritos, lo mismo buenos que malos. Por contra, en demasiadas ocasiones nos domina el olvido. Lo vivido ayer es pasado, de anteayer ya no recordamos si hizo mucho calor o no, se nos ha olvidado que semana fue la última vez en que llovió. Solemos tener presente lo próximo, lo que nos afecta y obviamos lo que está fuera de nuestro alcance. Muy bueno sería que mirásemos mas al pasado, rememorar la historia para evitar que los errores se repitan una y otra vez.

Hace un año la sierra de La Culebra fue víctima de un voraz incendio que calcinó según nos dijeron 30.000 ha, la mitad de ellas eran terrenos repoblados y otra parte estaba ocupada por especies autóctonas. El fuego no distinguió lo que destruía, el daño económico causado, ni tampoco si ese terreno se volvería a recuperar alguna vez.

Entonces las críticas se dirigieron a la consejería del ramo. Los operativos de lucha contra los incendios solo contaban con el 25% de sus efectivos.

Este mismo año, cuando el verano todavía estaba lejos, se ha vivido en Asturias otro incendio de magnitudes descomunales. Aquí se habló de 35.000 ha. Polémicas resultaron las palabras del presidente Barbón acusando de aquella acción terrorista a los ganaderos de la zona. De forma inmediata el Principado anunció que aportarían unos cuantos millones de euros para paliar el daño causado, aunque como suele suceder una cosa es predicar y otra dar trigo.

En Asturias no se habló de escasez de medios para pelearse contra el incendio, lo que sí se demostró, una vez más, de que no hay medios ni materiales ni humanos capaces de hacer frente a un fuego cuando todas las condiciones son adversas. Vehículos terrestres que no podían acceder a la zona, helicópteros e hidroaviones que no podían volar debido a las fuertes rachas de viento. Voluntarios, fuerzas de seguridad, bomberos, unidad militar, todos en acción que velaron para que no hubiera desgracias personales. Y los mas eficaces de todos, los campesinos de la zona que con sus propios medios evitaron daños mayores.

Ahora estamos en pleno verano, cada cual que rece como sepa y confiemos en que no se repitan casos como los de La Culebra o Valdés, porque seguimos sin estar preparados para afrontar incidentes como esos. Y en Asturias y en Castilla y León, nada se oye de presentar medidas y programas preventivos, los únicos que pueden ser eficaces, dado que los otros no sirven.

Canadá nos queda muy lejano. La noticia que acabamos de oír de inmediato la olvidamos, aunque sabemos que están inmersos en un incendio de proporciones jamás vistas. Se habla de 5 millones de ha. hasta Europa y España ha llegado el humo y las cenizas. Tremendo.

Todo contribuye para dejar un mundo cada vez más inhabitable. Los incendios son solo una parte de la acción humana contra el Planeta. Tremenda herencia para nuestros hijos.